- ¡Qué sufrimiento! -, me dijo la chica que estaba a mi lado al acabar la
película. - No -, le respondí mientras negaba también con la cabeza, aunque me
da que no se percató de nada por la oscuridad de la sala. Y es que mi lectura
fue la de soltar todo el sufrimiento permitiendo ese dolor que todos tememos.
Una vez te abandonas a ese dolor inevitable, el sufrimiento se desvanece.
También me quedo con lo de abrirnos a contar la verdad más simple, expresar
aquello que sentimos sin miedo a nada…
Otras frases que quedaron guardadas en mi memoria fueron «a la gente le
asusta aquello que no entiende» y «¿Qué es un sueño? ¿Y si todo lo demás fuera
un sueño?». La película Un
monstruo viene a verme me dejó tocado y flotando, levitando,
permitiendo expresar aquello que durante este fin de semana ha aflorado. La
verdad más simple está en mis manos…
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