- ¡Menudo padrino tienes! -, me dijeron justo al salir de la conferencia de José Antonio Manchado. - Sí, el mejor -, y contesté con tanto convencimiento que traspasaba mi piel. Y es que escucharlo engrandece el alma, escucharlo me reafirma en que lo que me transmitió fue lo mejor que me podía haber pasado. Y llega, su mensaje llega, porque tiene el don de comunicar y de hacer ver a la gente de una forma amable y generosa dónde está. Entre gallinas y águilas va brotando la risa de aquellos que lo escuchan por primera vez o de aquellos, como yo, que reconocieron estar en un gallinero. Ahora puede que haya salido del aparentemente seguro gallinero, o puede que siga en él pero siendo consciente de que es un gallinero donde lo único que me espera es la mediocridad. Yo decido dónde quiero estar, yo sé hacia dónde quiero ir. Estar rodeado de gente que me ayude a prosperar en la vida y cumplir mis sueños. Eso es lo que quiero...
Sí, tengo al mejor padrino, y también a la mejor madrina, incluso a una maravillosa maestra de ceremonias y a muchos invitados que harán un hueco en sus agendas para el próximo 18 de noviembre celebrar una gran fiesta. ¡Les espero!
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