- ¡Qué nervios! -, le dije a mi madre. - Pues no la hagas -, me respondió
ella.
- ¿Cómo que no la haga si me apetece mucho? Otra cosa es que no me apeteciera, pero tengo ganas de hacerla -, le contesté convincente. Y es que mañana llega el gran reto de la temporada, ese del que he estado hablando durante todo este tiempo, la Travesía a Nado El Río. Ayer, el monitor casi que se sorprendió del fondo que tengo con la escasa técnica que poseo. En otras palabras, me dijo que tengo bastante potencial de mejora, que si corregía tres cosillas podría mejorar muchísimo y no gastar tanta energía. Pero eso será después de la travesía; decidir si quiero continuar como hasta ahora y nadar con los vicios que hasta la fecha he adquirido, o decidir si quiero salir de la zona cómoda y esforzarme un pelín más y explorar ese potencial de mejora…
- ¿Cómo que no la haga si me apetece mucho? Otra cosa es que no me apeteciera, pero tengo ganas de hacerla -, le contesté convincente. Y es que mañana llega el gran reto de la temporada, ese del que he estado hablando durante todo este tiempo, la Travesía a Nado El Río. Ayer, el monitor casi que se sorprendió del fondo que tengo con la escasa técnica que poseo. En otras palabras, me dijo que tengo bastante potencial de mejora, que si corregía tres cosillas podría mejorar muchísimo y no gastar tanta energía. Pero eso será después de la travesía; decidir si quiero continuar como hasta ahora y nadar con los vicios que hasta la fecha he adquirido, o decidir si quiero salir de la zona cómoda y esforzarme un pelín más y explorar ese potencial de mejora…
A mi gran compañero le dije ayer “GRACIAS”, gracias por motivarme y
animarme a hacer la travesía, porque más que nervioso, estoy emocionado por
hacer algo que jamás me imaginé hacer o porque nunca creí que pudiera hacerlo. Pero él acertadamente me respondió “GRACIAS
A TI”, por darte la oportunidad y haber aceptado el reto. Así que mañana saldré
a nadar y a disfrutar y el resultado ya se verá…
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