miércoles, 5 de octubre de 2016

Día 3: Nos recibió el sol

Ayer retomé las clases de natación. Me encontré con un cambio de monitor y la verdad es que me corrigió tanto, que me dio la sensación de que no sabía nadar. En parte soy consciente de ello, porque no avanzo tanto como mis compañeros, pero justo que me lo diga a tres días de hacer la travesía más importante de mi vida, me dio cierto bajón. ¿Y ahora qué hago? A nadar como hasta ahora he hecho y ya integraré la técnica después, porque estoy seguro de que será para bien, para mejorar. Es curioso, pero justo esta mañana recibo un mensaje de una amiga que también va a hacer la travesía diciéndome: «¡Sí se puede!». Mensaje divino que me viene genial para soltar el victimismo. Sí se puede, al menos lo voy a intentar.

Y ahora sí, prosigo con la aventura…

Lunes, 19 de septiembre de 2016

Sobre las dos de la tarde aterrizamos en el Aeropuerto Internacional de Kuala Lumpur. Aunque las previsiones meteorológicas barruntaban lluvias, a nosotros nos recibió un sol espectacular.

Después de conseguir transporte y llegar al hotel, nos duchamos para refrescarnos por el largo día de viaje y nos aventuramos a salir a la calle. El recepcionista nos recomendó un taxi para llegar a las Torres Petronas, pero yo decidí caminar guiándome por las colosales torres que se veían desde casi cualquier punto de la ciudad. Y tras un paseo de aproximadamente media hora, llegamos a sus pies…



Fantásticas, tanto de día como de noche…


De vuelta al hotel tuvimos nuestra primera experiencia culinaria, un mercado callejero donde hacían fritangas, entre otras cosas, pero qué buenas que estaban, aunque he de decir que cuando tengo hambre, todo lo encuentro delicioso. Y allí mismo también fregaban los cacharros...




Y después a descansar, reponer energías para lo que estaba por venir…

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