martes, 30 de junio de 2015

Dichos de mi abuelo

El otro día quedé con una amiga, la señora que cuidaba a mi abuelo, y me mostró una libreta con todas las frases y dichos que él compartía con ella. De entre todos me llamó la atención...

Abre los ojos del alma y con ellos mírame, porque con los de la cara me miras y no me ves”.

Los ancianos son muy sabios. Igual compartiste conmigo el mensaje tiempo atrás, pero no lo supe ver ni escuchar. Ahora me llega a través de otra persona, pero es como si te tuviera en frente contándomelo directamente. Gracias abuelo... 


 

viernes, 26 de junio de 2015

La visita

La tarde fue lo que tenía que ser...

Llevar a alguien a escondidas para que conociera a otro alguien, esa básicamente era mi misión. Allí nos estaba esperando, en su trono, la reina de corazones, con la mirada radiante, guapísima, siendo también cómplice de la visita. El otro, entre emocionado y con el corazón a mil, seguía mis pasos por los pasillos del hospital. Confía en mí, le decía de vez en cuando, te prometo que no te voy a dejar ingresado, también le repetía, provocando la risa de aquel que se dejaba llevar sin tener la mínima idea de lo que iba a ver...

Hasta que por fin llegamos a la habitación y se produjo el esperado encuentro. Allí estaban Patricia y su marido, allí llegamos Julen y un servidor. Y después de las presentaciones iniciales me acomodé en la cama y no perdí detalle de lo ocurrido. Estaba en primera fila, viviendo un momento único, observando lo que hacían, testigo de lo que se decían. Les miraba, me miraban; les sonreía, me sonreían...

La enfermedad sólo es el esfuerzo que hace la naturaleza para sanar al hombre. Fíjate si nos quiere de verdad, que nos trae una enfermedad para que conectemos con la vida. Es una oportunidad para sacar nuestra mejor versión. Volví a recordar todas esas frases que en su día me dijeron y que siguen presentes en mi corazón. Ellos eran yo, yo era ellos, con la única diferencia de que los médicos nunca me asustaron con el diagnóstico, a pesar de la gravedad, y a ellos sí, pero viendo sus ojos brillar y la fortaleza que ambos desprendían, sentí que eso simplemente era otro peso u obstáculo que también podían saltar. Estábamos allí, presentes, agradecidos por la vida y por todo lo que estábamos recibiendo. Mis amigos...


La tarde fue lo que tenía que ser, una experiencia maravillosa, terminando de una forma inmejorable, haciendo lo que realmente nos apetecía hacer sin temor a la vergüenza. GRACIAS...

jueves, 25 de junio de 2015

Lavarme la cara el día de San Juan

De pequeño disfrutaba mucho el día de San Juan. Recuerdo que, nada más levantarme, iba a lavarme la cara en una palangana con agua y hierbas aromáticas que mi madre preparaba la noche anterior. El agua estaba fresca y su olor me encantaba. Y después me vestía para ir a la playa. Disfrutaba. Esto era siempre así hasta que un día escuché a mi tía decir que si al lavarte veías el reflejo de tu cara en el agua es que vivirías al menos hasta el año siguiente, pero que si por el contrario no la veías, pues...

A partir de ahí, lo que hacía de forma inocente y sin pensar, con el único fin de disfrutar, se convirtió en un auténtico suplicio. ¡Qué miedo tenía de ir a la palangana a lavarme la cara!. ¿Y si no veía nada? Ahora lo veo claro, un adulto instaló esa creencia en mí, me metió miedo, generó una historia y yo cada año alimentaba esa historia añadiéndole más drama. Yo quería vivir, qué miedo me daba...

Ayer me volví a quedar en casa de mis padres y fui dispuesto a desactivar eso que de niño me hicieron creer. Yo iba con la cámara en mano, con ganas de sacarme la foto para compartir la historia a través de este blog. De vez en cuando un pensamiento se me colaba para decirme: “Sí, te veo muy seguro yendo hacia la palangana, pero como no veas el reflejo te cagas...” Ahora me reía, le contestaba no sé, gracias por tu opinión, pero fui con decisión para desactivar el miedo porque, si algo tengo claro, es que quiero vivir sin miedos...


Y esta tarde será lo que tenga que ser...

martes, 23 de junio de 2015

Una burbuja de esperanza

En la habitación de Patricia no se respira tristeza ni temor, se respira esperanza. No se vive el proceso con resignación, se vive con aceptación. No hay lugar para la oscuridad, sino sólo para la luz. El amor que desprende la habitación de Patricia, mejor dicho, el amor que desprende el ser de Patricia inunda toda la habitación. En el hospital se ha creado un oasis en medio del drama, una burbuja de esperanza, y aquellos que entran en la habitación contribuyen a conservar ese nido de paz. Prohibido entrar a todos aquellos que hablen de muertes y tristezas. Bienvenidos son los que alientan y transmiten mensajes de fe y confianza...


Menos mal que ya no analizo las cosas que hago, sino que simplemente las hago. A pesar de que un pensamiento trata de decirme que estoy loco, me dejo llevar. Te ríes por lo absurdo de la situación, pero luego te convences de que debías estar allí y no en otro lugar. Lo cierto es que ayer, a las tantas de la noche, me encontré recorriendo los pasillos del hospital para volver a entrar en la burbuja. Allí nos esperaban Patricia y su marido y ya no voy a contar más porque difícil es transmitir la verdad con palabras. Sólo puedo decir gracias por haberlos conocido. Gracias Carmen por haberlo permitido...

lunes, 22 de junio de 2015

Un retiro particular

La verdad es que ésta ha sido una semana atípica. Mientras algunos de mis compañeros estuvieron de retiro, un retiro de silencio, los que nos quedamos en Lanzarote hicimos nuestro retiro particular: intentar estar en silencio, sonreír todo lo que podamos y meditar al máximo. Esas eran las reglas y así las he intentado seguir. Los resultados han sido tan satisfactorios que algunas de las cosas las voy a seguir haciendo. Lo primero es la televisión, que en mi casa no la he encendido y ha estado simplemente como un objeto decorativo. El tiempo que gastaba viendo la tele lo he invertido en otras cosas y ahora ya no hay excusas de que no puedo por falta de tiempo. Lo segundo ha sido la meditación, que nos hemos reunido en varias ocasiones un grupo de amigos. La convivencia fortalece tanto, y si es alrededor de una mesa mejor, por lo que al final acabamos preparando un delicioso desayuno. Y lo tercero es el silencio, estar en silencio escuchando a los demás o simplemente estar...






No es lo mismo que irte a Las Palmas y desconectar de verdad pero, dentro de nuestras posibilidades, hemos hecho un retiro particular...

viernes, 19 de junio de 2015

El poder de la duda

Un día llegó a mí el libro de “Los cuatro acuerdos”. Me gustó tanto, que por aquí estuve describiendo cada uno de esos acuerdos: Sé impecable con tus palabras, no te tomes nada personalmente, no hagas suposiciones y haz siempre lo máximo que puedas. Pues bien, ahora voy a compartir con ustedes un pequeño extracto del quinto acuerdo: Sé escéptico pero aprende a escuchar...

Sé escéptico, porque la mayoría de las cosas que oyes no son verdad. Sabes que los seres humanos hablamos con símbolos y que los símbolos no son verdad. Lo símbolos son sólo verdad porque así lo acordamos, no porque sean realmente verdad. Pero la segunda parte del acuerdo es aprende a escuchar, y la razón es simple: cuando aprendes a escuchar comprendes el significado de los símbolos que la gente utiliza. Comprendes su historia y la comunicación mejora mucho. Entonces, quizás, en lugar de toda la confusión existente entre todos los seres humanos que habitan la tierra, habrá claridad.

Sé escéptico confiere maestría porque utiliza el poder de la duda para discernir la verdad. Cuando oigas un mensaje que provenga de ti mismo, o de otro artista, sencillamente pregúntate: “¿Es verdad o no es verdad? ¿Es la realidad o se trata de una realidad virtual?”. La duda te coloca detrás de los símbolos y te hace responsable de todos los mensajes que entregas y recibes. ¿Por qué querrías invertir tu fe en cualquier mensaje que no sea verdad? Siendo escéptico, no te crees todos los mensajes; no depositas tu fe en los símbolos, y cuando tu fe no está en los símbolos, tu fe está en ti mismo”.


A mí me decían que no me creyera absolutamente nada. Gracias a todos por el día de ayer, gracias por recordar...

miércoles, 17 de junio de 2015

Símbolos y acuerdos

Cuando fui a Francia o a Jordania y escuchaba a la gente hablar, fui más consciente de ello. Por aquí comparto un extracto del libro “El quinto acuerdo”...

Si centramos nuestra atención en el modo en que se ha creado cada palabra, descubrimos que cualquiera que sea el significado que le asignamos a dicha palabra, se lo damos sin una verdadera razón. Unimos palabras de la nada; las inventamos. Los seres humanos inventamos cada sonido, cada letra, cada símbolo gráfico. Oímos un sonido como el de la “A” y decimos: “Éste es el símbolo para ese sonido”. Dibujamos un símbolo que representa el sonido, unimos el símbolo y el sonido y le damos un significado. Por consiguiente, todas las palabras en nuestra mente tienen un significado, pero no porque sea real, no porque sea la verdad. No es más que un acuerdo que establecemos con nosotros mismos y con las demás personas que aprenden la misma simbología...

Si viajamos a un país en el que la gente habla una lengua distinta, de repente nos damos cuenta de la importancia y el poder del acuerdo. Si aprendemos a hablar inglés y vamos a China, oímos hablar a la gente, pero no entendemos ni una palabra de lo que dicen. Nada tiene sentido para nosotros, porque no utilizan la simbología que hemos aprendido. Muchas cosas son extranjeras para nosotros; es como estar en otro mundo. Si visitamos sus lugares de culto, descubrimos que sus creencias son completamente diferentes, sus mitologías no tienen nada que ver con lo que nosotros hemos aprendido. Un modo de llegar a entender su cultura sería el de aprender los símbolos que utilizan, es decir, su lenguaje, pero si aprendemos una nueva manera de ser, una nueva religión o filosofía, esto podría generar un conflicto con lo que habíamos aprendido anteriormente. Las nuevas creencias chocan con las viejas creencias y la duda surge de inmediato: “¿Qué es correcto y qué es incorrecto? ¿Es verdad lo que aprendí antes? ¿Es verdad lo que estoy aprendiendo ahora? ¿Cuál es la verdad?”

Si cobramos conciencia de esto, resulta fácil comprender que todas las distintas mitologías, religiones y filosofías del mundo, todas las distintas creencias y maneras de pensar, no son más que acuerdos que establecemos con nosotros mismos y con otros seres humanos. Son nuestra creación, pero ¿acaso son verdaderas? Todo lo que existe es verdadero: la tierra es verdadera, las estrellas son verdaderas, el universo entero ha sido siempre verdadero. Pero los símbolos que utilizamos para construir lo que sabemos son sólo verdad porque lo decimos nosotros”.


lunes, 15 de junio de 2015

Coloreando mandalas

Si algo he aprendido durante este fin de semana es que antes de reprender o corregir la actitud de un niño, hay que ponerse en el lugar del niño y recordar si tú, cuando fuiste niño, no hacías lo mismo. Gestionar los conflictos entre niños desde la visión de un adulto a veces no es lo más acertado. Hay que dejar que las cosas fluyan, observando la situación y actuando sólo en aquellos casos en los que el conflicto vaya a mayores. Ellos, como niños, sabrán resolver el asunto sin la intervención de ningún adulto...

El sábado acompañé a mi sobrino Diego al curso de reiki impartido por Ángela. Yo, que iba de oyente, al final acabé disfrutando como un niño con el resto de niños: meditando, jugando con la energía y coloreando mandalas, cuya finalidad es conseguir una alta concentración y relajación, pero que el dibujo también llevaba algún mensajito de regalo: “Sólo un exceso es recomendable en el mundo: el exceso de gratitud” o “Creí que pensando viviría mejor. Luego pensé mejor y me decidí a vivir”...



Lo dicho, y sin miedo a excederme, estoy eternamente agradecido. Gracias Diego, Claudia, Santiago y Ángela por el rato compartido...

jueves, 11 de junio de 2015

Versión en inglés

No decía yo que necesitaba un poco más de vocabulario para seguir mejorando mi inglés, pues ayer me regalaron la versión del libro “Sea más feliz que el Dalai Lama” en ese idioma, así que qué mejor manera de seguir practicando que leer el libro en inglés y, si tengo alguna duda, consultar la versión en español. Pide y se te dará, pues aquí tengo la solución. Gracias por el regalazo...


Y hoy he vuelto a retomar buenos hábitos, como venir caminando por la mañana de casa al trabajo. Ver esos cielos y disfrutar del paseo matutino, no tiene precio. No hay prisas, lo primero es lo primero...


miércoles, 10 de junio de 2015

Primero, lo primero

Tengo en frente de mí una anotación en la pizarra de la oficina que no sabemos quién la escribió, pero desde hoy la hemos adoptado como nuestro lema: primero, lo primero...


Hoy, que ya me iba a levantar de la silla para atender a un usuario que necesitaba algo urgente mientras le hablaba a un compañero de pie, mi jefe me dijo que me sentara, que respirara y que le dijera tranquilamente lo que le tenía que decir a mi compañero, que justo se incorporaba de sus vacaciones. Eso me hizo caer en que no hay prisas y que todo puede esperar. Primero, lo primero, darle el recibimiento que se merece a mi compañero y acabar de tomarme el té mañanero. Es cuestión de prioridades, diferenciar entre lo urgente y lo importante...

martes, 9 de junio de 2015

Jacuzzi en el infierno

- Ya no siento las piernas de lo caliente que está.
- A mí también me pasa lo mismo. ¿Y por qué no salimos?
- Uff, me está quemando la piel. ¿Y dónde vamos a ir?
- Pues a otro sitio en el que realmente nos sintamos mejor.
- ¿Tú crees que vamos a estar mejor?
- ¿Y por qué no?
- Es que no podemos dejarlo todo e irnos.
- Eso son excusas.
- Qué fácil lo ves tú.
- Y qué difícil lo ves tú.
- Ya, bueno, pero tampoco estamos tan mal. Ya estamos acostumbrados.
- Estamos acostumbrados a sufrir, claro. En pocas palabras, preferimos malo conocido que bueno por conocer...
- A ver, no siempre sufrimos, también nos pasan cosas buenas.
- Sí, como soplos de aire fresco en medio de este infierno, pero seguimos en el infierno.
- Me da mucho miedo salir de aquí.
- Y a mí, pero el mejor antídoto para el miedo es caminar hacia el miedo.
- No sé yo...
- Yo tampoco sé nada, sólo sé que soy una galleta maravillosa y me merezco lo mejor, un ambiente en el que no me esté disolviendo y destruyendo...
- Y si...
- Arriésgate...
- Pero y si...
- Arriésgate, no tenemos nada que perder. Tal vez no ocurra nada, o tal vez nos esperan los mejores momentos de nuestra vida...
- No, prefiero quedarme.
- Pues adiós, yo sí que salgo de este tazón hirviendo...


viernes, 5 de junio de 2015

Expresar el amor que sentimos

Sabes por qué te llamo, me preguntó mi tía ayer. No, le dije. Para decirte que te quiero, me contestó. Ah, pues muchísimas gracias, yo también te quiero, tití. Y así empezó la conversación en la que ambos coincidimos en lo importante que es decir lo que se siente y no dar por hecho que queremos a las otras personas, sino manifestar ese cariño. Cuando alguien me expresa su cariño se me llena el alma y, por eso, yo trato de hacer lo mismo, expresarlo, por muy obvio que sea y aunque la otra persona lo sepa. Es sencillo, además de gratis, expresar sin límites el amor que sentimos...


jueves, 4 de junio de 2015

Todavía puedo soltar más

Yo le dije que quería soltar el control, que a mí me gusta estar así, sin tener las cosas totalmente programadas. Entonces, mi compañero de viaje cada cierto tiempo me decía: suelta el control, que no lo estás haciendo. En lugar de tener una actitud reactiva y decirle mira quién fue a hablar o le vino a decir la sartén al cazo, ví ese espejo que me estaba transmitiendo un mensaje y me centré en mí. Después lo ví claro, todavía puedo soltar más. Gracias...


miércoles, 3 de junio de 2015

El mundo en armonía

Ante todo, dar las gracias por todas las muestras de cariño recibidas ayer. Estaba tan en paz, que volví a experimentar la sensación de que si alguien, en ese momento, me da dos bofetones y me tira al suelo, mi única respuesta sería sonreírle con absoluta paz, sin ninguna defensa porque confío en la vida...

Ayer volví a los ensayos de baile que últimamente me ocupan pero, en esta ocasión, me lo tomé de forma pasiva. Mientras mis compañeros bailaban yo los observaba desde un lateral. Al principio no caí en la cuenta, pero al acostarme me vinieron las imágenes del baile y parecía el mundo en armonía. Todos juntos, al unísono, empastados, girando de un lado a otro, formando círculos y otras figuras en las que se requiere la coordinación de todos, dejándose llevar y confiando en el grupo. La música me hizo levantar y empecé a pulular como un satélite girando sin parar, o haciendo las veces de borracho, borracho de felicidad. Gracias a todos mis compañeros, fue lindo verlos bailar...


martes, 2 de junio de 2015

Cerrar un ciclo

Hace casi tres años entraba en el quirófano de un hospital porque me iban a poner un port a cath. Recuerdo que al finalizar la operación, una de las enfermeras me confesó que era la primera vez que veía a alguien entrar en un quirófano sonriendo, que era muy valiente. Fue escuchar el adjetivo valiente y empecé a emocionarme como una magdalena, porque valentía era lo que necesitaba para afrontar todo lo que vino después...

Hoy, casi tres años después, volví a entrar en el quirófano para retirarme el port a cath. Lo volví a hacer sonriendo, acompañado de aquellos amigos que voluntariamente me quisieron acompañar y reencontrándome en el hospital con más gente que durante este tiempo he conocido y que ahora forman parte de mi familia. Volví a llorar, me volví a emocionar por todo lo vivido, por todo lo aprendido, por el agradecimiento tan profundo que inunda mi corazón y que no quiero ocultar...

La operación se convirtió en un gran espectáculo: fotógrafos, enfermeros y reporteros estaban pendientes de mí mientras dejaban al cirujano trabajar. Aquello estaba tan agarrado a mí, se sentía tan a gusto dentro de mí, que les costó separarlo. Cumplió con su cometido y ya no tenía razón de ser. A los niños les decía que era un botón para activar mis poderes mágicos. El botón ya no está, desapareció, pero el poder sigue dentro de mí. La operación acabó, el foco que iluminaba mi rostro se apagó y llegó la celebración. La voz de la enfermera activó mi memoria y recordé que era la enfermera de la primera vez, la que me había dicho que era un valiente. Gracias por hacer del quirófano un gran escenario de risas y abrazos...







Fue como cerrar un ciclo, o no, simplemente otra experiencia que me ha tocado disfrutar. Lo que está claro es que todo lo vivido no lo voy a olvidar. Como dice la frase que estaba apuntada en la pizarra del quirófano: sólo por hoy abrazo todas mis emociones y agradezco la vida. Hoy y siempre, gracias cáncer...



lunes, 1 de junio de 2015

¿Cómo lo hice?

El otro día me empecé a reír porque me hicieron dos preguntas y no supe qué contestar. Alguien estaba siguiendo el blog y sentía que yo era feliz y por eso quería saber si me costó mucho o cómo lo hice para llegar hasta ahí. Si me preguntan cómo lo hice siempre me quedo en blanco porque no sabría que responder. No se trata de una ecuación matemática en la que tienes que hacer esto más aquello y multiplicarlo por lo otro para obtener un resultado. Es más, muchas veces yo mismo me he preguntado cómo he logrado alcanzar esos estados de paz. Supongo que me he dejado llevar y que trato de no identificarme con los pensamientos, cuya única función es fundirte en el conflicto. Y también, cuando me hacen esta pregunta, me da la sensación de que la gente piensa que yo he llegado a algo, a la meta, y a mí me da la sensación de que no he llegado a absolutamente nada. Sólo elijo la paz, o por lo menos esa es mi intención, en cada momento, día a día. Mañana, si hay un mañana, lo mismo. Si estoy en paz, yo soy el responsable, si estoy en conflicto, también soy el responsable y trato de devolverme a la paz. Cada día es un empezar de nuevo...


Y como una frase que acabo de leer: sólo cuando te niegas a fluir con la vida, te estancas y quedas varado en la orilla. Entonces te conviertes en un problema para ti mismo. Soltar el control, esa es la cuestión...