miércoles, 31 de mayo de 2017

¿Qué contiene la caja?

Volver al origen, ese ha sido mi lema antes de presentar el libro en Madrid y Zaragoza. Volver al origen y no olvidarme de la finalidad de todo esto, vivir el presente y no aturdirme por futuros inciertos, confiar en la vida, dar lo que tengo y confiar en lo que venga…


Y después del viaje en el que un resfriado me está invitando a descansar y vivir los próximos días en soledad, recibo un artículo escrito por mis amigos de la Librería Centro, Tania y Salva. ¿Todo eso contenía la caja? Si tras la presentación dejo este recuerdo, ha merecido la alegría todo el esfuerzo. La caja de Ibán la quiero compartir con todos aquellos que la quieran abrir…



jueves, 25 de mayo de 2017

El aterrizaje de un helicóptero

Un tsunami que arrasa por todo o un helicóptero que se acerca a tierra para aterrizar, levantando el polvo que se encuentra a su paso. Así me siento después de haber regresado de Gran Canaria. Una parte de mí diciendo “estoy agotado, lo dejo todo” y la otra todo lo contrario, sabedora de que está haciendo aquello que quiere hacer, incluso si fuera el último día de su vida. Dudas que empequeñecen y certezas que engrandecen, reacciones inesperadas que me invitan a ver lo que debo limpiar. Decisiones que tomar, caminos por explorar, miedos… Las hélices con su fuerza levantan todo a su paso y me impiden ver con claridad, pero tengo claro lo que me gustaría hacer si hoy fuera el último día de mi existencia. Recordar la finalidad de todo esto, me centrará. Recordar que estoy vivo y que estoy aquí para experimentar, me ayudará. Recordaré que el polvo se asentará, solo debo esperar con calma y confiar. Momento de reflexión... No tengo ni idea de lo que pasará, pero agradezco lo que va a pasar...


miércoles, 24 de mayo de 2017

¡Deja de dar el coñazo!

Otra de las frases que me llevo de Gran Canaria es que «la coherencia es el camino del corazón». ¿Y quién me dio una lección de coherencia? Mi madre, no podía ser otra. El lunes la llamé y, en mi intento de alargar la conversación unos cuantos minutos para compartir con ella, quizás arrastrado por ese narrador interno que a veces me dice que casi no estoy compartiendo con ellos, con lo mucho que me cuidaron a mí (ya les dije que mi vocecita interna es muy divertida), de repente me suelta: -Bueno, deja de dar el coñazo que estoy trabajando-. Así, sin preámbulos ni nada, zanjó la charla y no pude sino reírme. Mi madre fue coherente. No podía o no quería hablar y no le importó cortar la conversación con su hijo. Es una gran maestra y la vida me dice que siga mi camino, que suelte…


martes, 23 de mayo de 2017

Lo primero es lo primero

Aunque tengo muchas anécdotas que contar tras mi visita a Gran Canaria, lo primero es lo primero, así que le doy prioridad a las siguientes presentaciones que tendrán lugar en Madrid y Zaragoza. Mi “personaje”, con el que cada vez estoy disfrutando más porque tiene un lado muy cómico además de romántico, de vez en cuando me suelta un «¡qué pesado, siempre hablando de lo mismo, vas a aburrir a la gente!», pero yo simplemente observo esa vocecita que intenta desganarme y no le hago caso. Sigo hablando de lo que me ocupa en estos momentos y si me hacen una entrevista por aquí la comparto. Si cambia la vida de una sola persona, habrá merecido la alegría. Gracias Salva y Tania porque estoy deseando llegar a Zaragoza para compartir con los maños…



lunes, 22 de mayo de 2017

Sentí

Al despegar el avión cerré los ojos y pedí a la vida sentir. Y sentí...

Sentí tan profundo e intenso que tuve la necesidad de escribir y no compartir. Expresar para ordenar lo removido y reposarlo con los más íntimos, acotar el círculo. Los Reyes Magos me están dando el regalo, pues les pedí sentir. Aún no he regresado y me pregunto si es posible superar ese umbral de sentimiento que abraza mi cuerpo. Y aprendo, espejos que me invitan a darme cuenta de los condicionamientos, consejos para dosificar ese tsunami de intensidad, no olvidarme que la coherencia es esencial... A jugar, Ibán, esto es un juego donde ser tu mismo es la clave del éxito. Todo lo experimentado este fin de semana me ha aportado tanta vida que ha merecido la alegría venir. Pedí a la vida sentir. Y sentí...

 

 

jueves, 18 de mayo de 2017

A pesar de haber pasado el tiempo...

Textos que escribí hace ya algunos años, pero que a pesar de haber pasado el tiempo a día de hoy me siguen representando, pudiendo transcribir cada una de sus palabras para describir este presente que respiro y saboreo. Hoy en la mañana me topé con él y por aquí lo dejo…

«Ya van 100 entradas, artículos o posts en este blog, nada más y nada menos que 100. La verdad es que, como todo en la vida, uno sabe a ciencia cierta cuándo empieza pero no cuándo acaba. Sé que inauguré el blog el 24 de septiembre del año pasado, pero no sé cuánta vida tendrá, ni siquiera me aventuro a predecirlo; sólo sé que hoy es la entrada número 100 y me sorprende y congratula poder anunciarlo, porque tampoco me imaginé llegar tan lejos, lo que no quiere decir que pensara lo contrario, sino que simplemente me ponía a escribir sin marcarme metas y objetivos en lo referente al blog. Se trata de vivir el presente y dejar de preocuparse por el futuro, muchas veces incierto…

Y por eso, porque quiero vivir el presente, hoy celebro que estoy completando mi entrada número 100, un número redondo. A veces echo la vista atrás y me pongo a leer entradas escritas anteriormente... y me sorprende que haya sido capaz de escribirlas yo mismo. A veces me emociono, a veces río y a veces hasta lloro solo por recordar algunas entradas… y a veces, muchas veces, pienso que mi vida es distinta gracias a este blog…

Hace unos días, cuando estuve en Famara con los pies bajo el agua, me vino a la cabeza que con el blog también “me estaba mojando”, que en cierta forma me estaba desnudando ante todos aquellos que me leen, porque he compartido muchos de mis sentimientos o pensamientos vividos a lo largo de esta travesía, he compartido todo lo aprendido, he plasmado todos mis miedos e ilusiones prácticamente a la misma vez que las sentía, o pocos días después, con el tiempo justo de procesar esas emociones y transmitirlas en palabras…

Y hoy, después de 100 entradas, sigo diciendo que quiero seguir viviendo con la mayor intensidad del mundo…»


Esto fue lo que escribí un 6 de mayo de 2013 y, a pesar de haber pasado el tiempo, me representa, solo que hoy no es la entrada número 100 sino la 826, pero todo lo demás sigue siendo igual, sobre todo el final: quiero seguir viviendo con la mayor intensidad del mundo, ávido de nuevas experiencias…

martes, 16 de mayo de 2017

A pesar de los cortes, se escucha bien

Tuve que salir del coche y agacharme junto a las ruedas para protegerme de las ráfagas del viento. Y al rato más de lo mismo, con lo que probé a entrar en el coche otra vez, buscando una nueva ubicación hasta que no hubiera interferencias y pudiera seguir compartiendo. Es la entrevista telefónica más accidentada que he hecho hasta el momento, pero a pesar de los cortes, se escucha bien. Una risa moverme de un lado a otro. Es un adelanto de lo que vamos a transmitir en Gáldar, aunque esta vez espero que sin cortes. Quién sabe...



"Ahora voy" no existe

Esta frase que hace unos días compartieron conmigo me viene como anillo al dedo: «“Ahora voy” no existe». De repente, y digo de repente porque quizás he tomado más conciencia del tiempo, me he visto con la necesidad de planificar para que los días no se me echen encima sino que me acompañen con armonía hasta que la versión del libro en inglés sea una realidad. Así que con mis acciones estoy haciendo que los “voy a” se conviertan en “ya lo hice” o “ya está hecho”. Esa frase ha quedado tan profundamente grabada en mi corazón, que la suelo recordar con asiduidad. Simplemente me encanta porque impacta, no existe el “ahora voy”, hasta que no materialices lo que pretendes hacer, no existe nada…


domingo, 14 de mayo de 2017

Día 8: Entrenando en la playa

Hay cosas que solo se pueden vivir una vez en la vida. Y con la sensación de haber exprimido al máximo la experiencia en el desierto, iniciamos el camino de vuelta a Marrakech pasando por otros lugares como el Valle del Draa, con una extensión de más de 100 kilómetros entre Ouarzazate y las puertas del desierto, muy verde y con palmeras datileras...


Durante el viaje de vuelta el silencio era invencible sobre todo lo demás, ni las canciones que se escuchaban a través de la radio del coche lo despistaban. No sé si fruto del cansancio. En mi caso prefería callar y evocar lo vivido antes de hablar por hablar...

Y al día siguiente, como desde Marrakech hacia el sur no hay vías de tren, para llegar a Agadir tuvimos que utilizar otro medio de transporte, la guagua. Casi cuatro horas de recorrido hasta llegar al paraíso...


Y lo llamo así por el hecho de estar en un hotel junto a la playa y porque queríamos tomarnos el día para disfrutar del sol y pasear. De hecho, la playa de Agadir resultó ser un gran descubrimiento. Por su larga extensión, unos 6 kilómetros aproximadamente, me recordó a Famara, pero en realidad era un núcleo turístico como Puerto del Carmen. En vez de un macizo salvaje y natural, la playa estaba rodeada de hoteles...

Dado que la carrera en la que ya participé estaba próxima, decidí correr un poco para probar mis sensaciones y en lugar de hacerlo en el gimnasio del hotel, aproveché la playa para entrenar. Y luego para darme un refrescante baño y descansar... 


Aunque sol hubo poco, todo hay que decirlo. Pero la sorpresa fue encontrar, por fin, los famosos dulces turcos por la avenida. Por fin, porque habíamos intentado buscarlos por todo el país, pero la repostería marroquí es un tanto diferente. Era nuestro último día completo y cargamos con un amplio surtido. Al ser hechos con miel, vía libre para comerlos...

viernes, 12 de mayo de 2017

Día 7: Bailando en el desierto

Esa noche encontré justo lo que buscaba…

(Domingo, 30 de abril)

Esto fue lo que empecé a escribir en el desierto…

«En mitad de la nada, rodeado de un montón de dunas de arena y sentado junto a un dromedario que está descansando. La noche llega, pero aún tengo unos minutos de luz para plasmar con palabras lo que estoy sintiendo. Gratitud por estar vivo, eso por encima de todo, libertad por estar con los pies descalzos sobre la arena y tener la sensación de poder andar hacia donde quiera, y paz por estar en un lugar en el que el silencio reina sobre todo lo demás. Alzo la cabeza hacia el cielo y mis ojos se fijan en la única estrella que brilla en el firmamento, la primera de muchas, porque intuyo que vendrán más y presenciaré una noche estrellada y llena de sueños.».

Y de repente me sorprendió la instantánea que me hicieron mientras estaba leyendo. El dromedario se había despertado y estaba atento, como si le estuviese contando un cuento…


Éramos ocho en el campamento, Roland y Margit, una pareja de Austria, Rachel, una americana que hablaba muy bien el español porque estuvo viviendo durante cuatro años en Valencia y a la que le acabé regalando un libro, Lyla, también americana y amiga de Rachel que estaba realizando trabajos de gestión medioambiental en el país, Sarah, la niña que vivía con Lyla en una especie de casa de padres de acogida, Hassan, nuestro guía, Ángela y un servidor. La niña formó un círculo entre nosotros y, en cierto modo, fue el pegamento que nos fusionaba. Tal y como les dije mientras nos tomábamos un té a la luz de las estrellas, que ya comenzaban a aparecer, dada la cantidad de personas que habitan el mundo, era un auténtico milagro que hubiéramos coincidido todos en ese mismo instante y lugar. Así fue…



Y después la cena, el mejor tajine del viaje cocinado con leña, lo que multiplicaba su sabor. Mientras cenábamos, una música de fondo nos invitaba a bailar…


Y la sorpresa fue que Hassan, nuestro guía, nos invitó al campamento vecino para mezclarnos con los lugareños y disfrutar con la música. Unos sonidos que, tal y como vaticiné, me invitaron a bailar, así que soltando la vergüenza inicial me puse en pie y comencé a imitarlos, hasta que me dejé llevar y ellos también me imitaron. Estaba bailando en el desierto, con los pies descalzos y rodeando una hoguera con la que calentaban los instrumentos. De vez en cuando miraba al cielo y no paraba de sonreír y agradecer, porque estaba vivo, eso por encima de todo, y porque seguía sin saber dónde demonios estaba, incapaz de localizar mi ubicación en un mapa, pero allí estaba, bailando en el desierto, mezclándome con los locales y compartiendo con ellos, justo lo que buscaba…


Esa noche quedará grabada por siempre en mis recuerdos…

jueves, 11 de mayo de 2017

Sigue quedando media vida

Desconexión, esa es la palabra. Coger los cascos, escuchar música y pasear por mi santuario particular, Famara. Así quise pasar el día de mi cumpleaños, pero la vida me tenía una sorpresa preparada y acabé encontrándome con otra niña en la playa, cantando, bailando y bañándome en el mar que creí congelado pero que lo sentí templado. Y mientras no paraba de saltar y reír mi gracioso personaje me decía: «Estás mayor para eso». ¿Perdona? Me sigue quedando media vida…


Hace un año titulé la entrada “Y queda media vida” y escribí esto: «Y queda media vida o la vida entera para seguir descubriendo esto que estoy sintiendo, esto que está renaciendo. Y queda media vida o la vida entera, porque pensamos que estamos vivos para morir, pero no hemos descubierto que estamos muertos para vivir». Un año después, sigo sintiendo lo mismo. Un año después, a pesar de haber pasado el tiempo, no me queda menos de la mitad sino que me sigue quedando media vida o la vida entera para disfrutar. Dispuesto a seguir dando y recibiendo regalos…

miércoles, 10 de mayo de 2017

Día 6: Nada mejor que lo natural

Acabando el relato, que quedan dos telediarios...

(Domingo, 30 de abril)

Pasar la noche en una habitación de lujo cuando creíamos que dormiríamos en el desierto, no tiene precio. Fue un descanso reparador. Y después de un desayuno riquísimo con “envuelto” incluido, proseguimos nuestro viaje acompañados de la voz de Mariem Hassan, que fue enfermera, compositora y cantante de música haul, de origen saharaui. Era portavoz de la lucha de su pueblo y por eso tenía cerradas las puertas de Marruecos. Nuestro guía era un auténtico fan, hasta el punto de que intentó por todos los medios conectar el bluetooth del móvil con el coche, aunque sin resultado. –Si no se conecta, es porque no se tenía que conectar-, le dije sonriente, pero parece que no le convenció del todo…



Después hicimos una parada en la Garganta del Todra, un paisaje que me recordó muchísimo al “Wadi Mujib” de Jordania. No pude resistirme en poner los pies bajo el agua, pues más adelante lo más probable es que no encontráramos agua…


Y así fue, porque conforme íbamos avanzando hacia el sur, el paisaje se hacía cada vez más árido y los oasis escaseaban. Me recordaba muchísimo a Fuerteventura. El calor iba aumentando, síntoma de que nos íbamos acercando, pero evitábamos poner el aire acondicionado. Tal y como decía el guía, no hay nada mejor que lo natural. «El aire de Dios es el aire de Dios». Muchas perlas soltó nuestro guía Elayachi, como una frase que nos recordó al beduino de Jordania: «Today is Today, tomorrow another day». Elayachi era también beduino, pero su contacto con la civilización moderna por momentos lo adulteraba, perdiendo la frescura de vivir en el presente y más pendiente de los planes futuros...



Y tras pasar por un museo de piezas de mármol con fósiles y seguir comprando, por fin llegamos a Merzouga. El desierto estaba próximo y pudimos ver en directo la llegada de unos ciclistas correspondiente a una etapa de la Titan Desert, carrera de bicicletas por el desierto. Y después la llegada al hotel, con piscina incluida al lado de las dunas...




Pero la sorpresa fue que no pasaríamos la noche allí. -Preparen una mochila con lo mínimo indispensable para pasar la noche en el desierto y regresarán mañana a primera hora para desayunar y ducharse-, nos dijo Elayachi. Así que dentro no había duchas, ni agua para lavarse los dientes, ni baño. -No querías aventura, pues toma aventura-, me dijo mi compañera. Y así fue, cogimos el dromedario y nos adentramos en el desierto sin tener ni idea de lo que nos esperaba... 




Hoy, que ya estoy de vuelta, puedo decir que esa noche será inolvidable...

Y hoy es un día cualquiera, pero no es un día cualquiera. No tengo ni idea de lo que hacer...

martes, 9 de mayo de 2017

Día 5: Viajar es vida

Y sigo contando mi viaje…

(Sábado, 29 de abril)

-Adiós, nos vamos al desierto y regresamos el lunes-. -¿A qué desierto van?-, me preguntó el recepcionista. -No lo sé-, le respondí, naciendo la duda de si había más de un desierto. Y es que ese era el motor que alimentaba nuestro viaje, no saber nada y confiar en la gente. Nos subimos en el coche de Elayachi, el guía que habíamos contratado desde Lanzarote, y pusimos rumbo hacia el sur, dejando atrás la moderna ciudad de Marrakech y apareciendo ante nosotros la imponente cordillera del Atlas.



Y al rato nos confirmó el guía que esa noche no dormiríamos en el desierto, sino que haríamos el trayecto con calma para disfrutar de los pequeños pueblos que nos fuéramos encontrando por el camino. Así fue como visitamos el Ksar Aït Ben Haddou, donde coincidimos con Patricia y Atnan, ella francesa y él de Tetuán, por lo que hablaba muy bien el árabe y podía traducirnos las explicaciones del guía local. Nos llamó la atención que en ese Ksar (castillo) se hubieran rodado varias películas como la de “Gladiator”, pero lo que más nos sorprendió fue encontrarnos unos estudios de cine por la zona de Ourzazate. De hecho, la llaman “El Hollywood de África”…


Y seguíamos rumbo hacia el sur visitando pueblos y todos con un denominador común, el color rojo de sus casas, pues utilizan el adobe como material de construcción, que son masas de barro y paja moldeadas en forma de ladrillo.


También pasamos por el Valle de la Rosa y los niños no paraban de vender corazones hechos con esa flor, que en mayo es el mes de su recolección. Allí no pude contener las ganas y bajé un pequeño barranco para tocar el agua de un riachuelo y unirme a unos niños que estaban jugando con un balón. ¿Quién dijo vergüenza? La estoy perdiendo por momentos. En cada lugar, los taxis eran de un color diferente; en este, cómo no, algunos eran de color rosa…



Y finalmente hicimos noche en una de las gargantas del desierto, concretamente en el Valle del Dades, y pudimos ver las peculiares formas geológicas de los “dedos del mono”, un paisaje rocoso que se conoce como “El cerebro del Atlas”. 



Las vistas de la habitación eran espectaculares y pudimos saborear una sopa a la que le faltaba mucha sal. Un niño de la mesa de al lado, que no tiene filtros, le vino a decir al camarero que “sabía a rayos”. El segundo plato compensó y no nos quedamos con hambre...

Pero lo más importante de ese día fue la frase tan sabia que soltó el guía: «Es mejor vivir 60 años y viajar más, que vivir 80 años y no viajar nada. Viajar es vida». Fue sonreír y darle las gracias por recordármelo…

lunes, 8 de mayo de 2017

¿Por qué el número 31?

Llevo días pensando qué significado podría tener el número del dorsal. Lo de poner el nombre de VIDA fue algo que hizo Elena, mi más que entrenadora personal, porque intuía que me iba a encantar. Y así fue. Ella hizo la inscripción y me dio la gran sorpresa. Pero la cifra te la asignan de forma aleatoria, ¿por qué el número 31? Y hoy llegó la respuesta y no pude sino emocionarme. Con 31 años empezó todo, fue con 31 años cuando comenzó la historia y empecé a abrazar la vida…


Tal y como reza el final del libro: «Sí, siempre recordará el momento exacto en que abrazó la vida. Juntos, de la mano, caminando…». Y ese dorsal ya adorna mi puerta de salida…

Dorsal: 31 VIDA

Mi primera carrera. Por momentos me imaginé que el resto de participantes eran pensamientos y yo simplemente debía observarlos y no identificarme con ellos, centrando mi atención únicamente en la respiración, que era la clave para llegar con buen ritmo a la meta. Eso a ratos, porque después fue inevitable y hasta necesario escuchar el aliento de la gente que me animaba sin cesar. Me sentí arropado durante toda la carrera, mi primera carrera, y por el camino no paré de acordarme de Anabel, que sé que le encantaba correr, y de su hermano Salva. También de mi amiga y referente en el atletismo, Natalia Rodríguez, que el consejo que me dio fue que disfrutara y lo recordé justo cuando pasaba por el Charco de San Ginés, sintiéndome afortunado por el paisaje que me rodeaba y que también me invitaba a continuar, zancada a zancada, sin bajar el ritmo, dando lo mejor de mí sin desfallecer por el camino…

Y llegué a la meta con el brazo en alto, chocando la mano con la vida, esa vida que también rezaba en mi dorsal. Fue idea de Elena, la que se hace llamar mi entrenadora personal pero que para mí es mucho más, muchísimo más. Y cuando crucé la meta, estaba tan centrado en mirar al cielo y agradecer, que hasta de recoger la medalla me olvidé. Y una sorpresa más me esperaba, ser recibido por otra gran amiga y campeona a la que hacía tiempo no veía, pero que durante la preparación de mi reto en mi corazón la sentía…


¡Un crono increíble! 10 kilómetros en 47 minutos y 28 segundos, mi segundo mejor tiempo en esa distancia. Ese era el reto del año, pero al haberlo alcanzado tan pronto, mis horizontes se agrandan. ¿Qué será lo próximo? ¿Me volveré a sorprender a mí mismo?

viernes, 5 de mayo de 2017

Pensar no siempre es malo

Si me transmite lo que leo lo comparto, así que por aquí dejo esto:

«Pensar no siempre es malo, en realidad es una actividad muy productiva. Los pensamientos suelen surgir de nuestras sensaciones y percepciones, por lo que pensar se puede considerar una especie de fruto. Algunas clases de frutas son nutritivas. Otras no. Si tenemos un montón de preocupaciones, miedos o angustias, crearemos el terreno ideal para unos pensamientos totalmente inútiles, improductivos y perjudiciales.

Somos lo que pensamos y, al mismo tiempo, mucho más que eso, porque también somos nuestros sentimientos, nuestras percepciones, nuestra sabiduría, nuestra felicidad y nuestro amor. Al saber que eres mucho más que tus pensamientos, puedes decidir no dejar que se apoderen de ti ni que te dominen. ¿Apoyan tus pensamientos tu verdadera intención en la vida? Si no es así, pulsa el botón de “reinicio”. Si no eres consciente de tus pensamientos, camparán a sus anchas por tu mente y se instalarán en ella. No esperarán a que los invites a quedarse».


Y mañana, por fin, otro reto más…

jueves, 4 de mayo de 2017

¿Cuál será mi próximo viaje?

Me encanta la sensación de estar en un avión al despegar. Mientras cogía velocidad para encarar la pista, apoyaba la cabeza sobre el respaldo del asiento y cerraba los ojos para sentir el momento en que se inclina y sus ruedas pierden el contacto con la tierra. Sonriendo me preguntaba: «¿Cuál será mi próximo viaje?». Tal y como diría mi amigo Elayachi, viajar es vida…


Ya estoy de vuelta y aún me queda medio viaje por contar, pero esperaré un par de días hasta tener todo el material. Solo puedo decir que este viaje me ha aportado lo que buscaba: conocer gente y dejarme sorprender.  Llegamos sin saber a dónde íbamos y nos fuimos sin saber muy bien dónde estábamos…