martes, 3 de mayo de 2016

La sensibilidad de Ernesto

Imposible mantener la compostura en el asiento. Con cada nota que escuchaba, mi cuerpo vibraba. Cada acorde provocaba un estremecimiento, un revoltijo de emociones que jamás había experimentado con tanta fuerza a través de la música. Su música llegaba, llegaba a no sé dónde, pero llegaba. Fue imposible mantener la compostura porque mi cuerpo pedía a gritos moverse. La sensibilidad de Ernesto tocando el piano, su instrumento, traspasó barreras y, con cada pieza que tocaba, la intensidad iba en aumento. Tuve que salir antes, sólo alcancé a escuchar la novena, pero suficiente para rendirme a su delicadeza. ¡Bravo Ernesto!


Me dejó desorientado. Al salir del local sabía dónde tenía que ir pero estaba como flotando, levitando. Escuchar esas notas me revolucionaron y quiero seguir escuchándolo…

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