Más infantil imposible, con paredes de colores y peluches que posan en las estanterías o juguetes de madera colgando de la lámpara. Un montón de detalles que logran un entorno acogedor y que animan a sacar al niño interior, así que no me podían haber escogido un lugar mejor. Así es la habitación de David y desde aquí estamos recordando lo que es vivir en coherencia, que no es otra cosa que lo que pienses, digas y hagas vaya en la misma dirección. Tan sencillo como hacer lo que verdaderamente quieres hacer. Gracias familia, porque me siento verdaderamente en familia...
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