Desconexión, esa es la palabra. Coger los cascos, escuchar música y
pasear por mi santuario particular, Famara. Así quise pasar el día de mi
cumpleaños, pero la vida me tenía una sorpresa preparada y acabé encontrándome
con otra niña en la playa, cantando, bailando y bañándome en el mar que creí
congelado pero que lo sentí templado. Y mientras no paraba de saltar y reír mi
gracioso personaje me decía: «Estás mayor para eso». ¿Perdona? Me sigue
quedando media vida…
Hace un año titulé la entrada “Y queda media vida” y escribí esto: «Y queda media vida o la vida entera para
seguir descubriendo esto que estoy sintiendo, esto que está renaciendo. Y queda
media vida o la vida entera, porque pensamos que estamos vivos para morir, pero
no hemos descubierto que estamos muertos para vivir». Un año después, sigo
sintiendo lo mismo. Un año después, a pesar de haber pasado el tiempo, no me
queda menos de la mitad sino que me sigue quedando media vida o la vida
entera para disfrutar. Dispuesto a seguir dando y recibiendo regalos…
Disculpame si llego a "destiempo" Ibán , en Carbayín no me es facil contactar Facebook , pero ya tengo el truco .
ResponderEliminarVengo a la biblioteca pública ( justo al lado de casa ).... ¡¡¡Gracias !!! y al abrir hoy veo que estás celebrando la Vida , con un encantador modelo , y en Famara ,un escenario perfecto para un actor maravilloso . Desde el corazón un abrazo profundo ¡ Namasté hermano !
Muchísimas gracias, María Antonia. Un abrazo...
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