Tuve que salir del coche y agacharme junto a las ruedas para protegerme
de las ráfagas del viento. Y al rato más de lo mismo, con lo que probé a entrar
en el coche otra vez, buscando una nueva ubicación hasta que no hubiera
interferencias y pudiera seguir compartiendo. Es la entrevista telefónica más
accidentada que he hecho hasta el momento, pero a pesar de los cortes, se
escucha bien. Una risa moverme de un lado a otro. Es un adelanto de lo que vamos
a transmitir en Gáldar, aunque esta vez espero que sin cortes. Quién sabe...
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