Niños muy
conectados con el concepto de felicidad al afirmar que esta es ser libre,
disfrutar de la vida y estar bien con uno mismo, pero con un terrible miedo a hacerse mayores, que se podría
traducir en miedo a dejar de ser ellos
mismos. Sobre todo las chicas, muy curioso. Que una niña de once años diga
que con veinte años más se imagina triste porque estará trabajando, con
obligaciones y cuidando de sus hijos, es un fiel reflejo de lo que podría estar
viendo en su entorno, adultos que se han olvidado de ellos mismos y, por ende,
han perdido las ganas de vivir, danzando como muertos en vida por este mundo
lleno de sufrimiento que, de vez en cuando y con suerte, les ofrece una bocanada
de felicidad, efímera. Por eso tienen miedo
a hacerse mayores…
Compartir con
los alumnos y profesores del Colegio de Playa Blanca ha sido una experiencia
maravillosa. Que a la salida hayan ido muchos a abrazarme y que se hayan
quedado con ganas de más y por eso me han vuelto a invitar, no tiene precio.
Además, como le dije a una niña al terminar, no tenemos por qué olvidarnos del
niño interior cuando crezcamos y, si lo hacemos, siempre estamos a tiempo de
recuperarlo. Eso mismo es lo que he hecho o estoy haciendo, recuperarlo…
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