Ayer, mientras esperaba a Jezabel, me dio por volver a recorrer el
pasillo del hospital y conté 65 pasos, dos menos que cuando lo hacía
hace unos años. No sé, tal vez ahora ando más ligero porque me he liberado de
unas cuantas cargas…
Y ayer volví a disfrutar compartiendo mi experiencia con los alumnos de
Jezabel. Además, lo hice delante de gente que no me conocía de nada, justo lo
que anhelaba. No solo doy, sino que también recibo, porque lo que comentan me
sirve de alimento. Si al final del curso la gente sale sonriendo y con ganas de
seguir descubriendo, ha merecido la pena todo el esfuerzo, ¿verdad Jezabel? Y
me quedo con un titular que quiero resaltar: «ser valiente para ser
coherente». Se necesitan buenas dosis de valentía para que lo que sientas, pienses y hagas vaya en la misma dirección, pero habrá merecido la alegría...
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