Fue diferente, más calmado, esperando pacientemente la cuenta atrás para meterme en el agua y empezar a nadar. Y nadé, nadé como sé hacerlo, nadando, aunque sea a trancas y barrancas pero con la vista al frente mirando la meta, esa meta que trato de no perder de vista porque allí mi gente me espera, porque hoy vinieron muchísimos a verme, a celebrar conmigo que he logrado realizar esta segunda travesía. Gracias, de verdad, porque los ánimos me llegan y, aunque algunos me dicen que no hace falta animarme porque yo mismo lo hago, los ánimos de los demás también suman, vaya que sí suman. Así de tranquilo salí y así de contento llegué...
Y lo pude hacer en un tiempo récord para mí, 1500 metros en menos de treinta minutos. A pesar de ello, llegué el último de mi categoría pero, como bien escuché decir a alguien tras finalizar la prueba, es último quien no lo intenta. Además, el dicho dice que los últimos serán los primeros :-)
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