Y esta es la carta que escribí a una amiga:
Querida mía,
Las letras me salvaron la vida, ahora lo sé con toda certeza. Cuando el
huracán se plantó ante mí me dejó desnudo ante la adversidad, pero con las
letras me volví a vestir, tejiendo una sanación que poco a poco fue cubriendo
mi corazón. Llegaron y me abrazaron, eso hicieron las letras para ayudarme a
encontrar la luz en medio de la oscuridad, para arrancar el miedo y plantar
esperanza, porque esperanza era lo que transmitían los textos que escribía,
esperanza y deseos de vivir la vida. Y de repente te encontré en el camino y lo
supe con certeza, las letras me salvaron la vida. De repente te escuché y mi
corazón comenzó a palpitar fuertemente de alegría, porque se sentía reflejado
con lo que decías, con esa pasión que te caracteriza, con ese entusiasmo que
desprendes porque estás cumpliendo con tu propósito en la vida, hacer llegar a
la gente el poder de la lectura y escritura, tu balsa salvavidas, esa balsa en
la que yo también estaba sin saber que estaba, porque simplemente escribía.
Ahora lo sé con certeza, escribir fue mi balsa salvavidas. Gracias, de todo
corazón, por haberte encontrado en este camino que se llama vida, querida mía.
Y no hace falta que te dé más pistas porque desde el instante cero habrás
sabido quién te escribía. Algo habrá resonado en tu corazón y sonreirás conmigo
al reconocernos en que las letras pueden salvar vidas.
Eternamente agradecido,
Un anónimo que ama la vida.
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