Si dormir fuera de casa es estar de viaje, otra vez estoy de viaje,
ni más ni menos que al lugar que me vio crecer, a la cuna de mi infancia. Me
encanta la sensación de no estar apegado a mi casa ni a ningún otro lugar,
sino que voy rotando por la vida como si fuera un artista haciendo una gira. Al
fin y al cabo, soy el artista principal de mi propia película. Cedo con todo mi
amor mi casa por unos días y vuelvo a casa de mis padres a convivir con la
familia, aunque mi madre ya me ha dicho que seguramente no me verá el pelo.
¿Dónde está realmente mi casa, mi hogar? Tal vez lo llevo conmigo allá donde
vaya.
Por lo pronto hoy me he levantado y, cuando estaba preparándome un zumo
de naranja, he dado las gracias por no necesitar la ayuda de mi madre. Recuerdo
la de veces que me hacía el zumo un martes por la mañana, después de aquellas
sesiones de belleza que me daban. Hoy soy yo el que se lo puede preparar con
una sonrisa en la cara.
Intuyo que esta semana será muy intensa y abriré bien los ojos para no perder detalle de todo lo que acontezca :-)
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