jueves, 2 de junio de 2016

La VERDAD

Al acecho, como un zorro vigilando su presa porque es su naturaleza.  Está pendiente de un momento de debilidad para hincarte los dientes y lanzarte un dardo para que entres en el conflicto. Y lo coges, lo agarras, lo estrujas entre tus manos, porque eres tú el que lo coges y no el otro que sólo propone. Pero lo sueltas, desde que te das cuenta lo sueltas, lo despides amorosamente y le agradeces lo nuevo que has aprendido, porque con el conflicto es donde realmente se aprende. Te enseña la lección y desaparece.



Yo tengo mi verdad, él tiene su verdad, cada persona tiene su verdad y luego está la VERDAD, esa que nos hace callar. Tratar de imponer mi verdad sería tratar de tener la razón, la razón de la que hace tiempo renegué, esa razón que cambias por tu libertad. Esto es como un terremoto, que aguantan los cimientos pero es necesario renovarse por dentro, por eso desde hace unos meses estoy construyendo, emprendiendo acciones que tal vez escapen a la comprensión de las personas de mi alrededor o de las que antes formaban parte de mi entorno. Y siento que estoy construyendo un ambiente sano, pero esa es mi verdad, el otro tendrá su verdad, cada persona tendrá su verdad, una percepción de la realidad desde su nivel de consciencia y su interpretación será distinta a la mía, pero la mía no es mejor que las otras, la mía es igual de falsa que las otras, porque por encima de todos los puntos de vista está la VERDAD, esa que nos hace callar, que nos silencia y nos invita a dejarnos en paz… 


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