lunes, 13 de junio de 2016

Encontré las llaves

Y después de un largo paseo por la playa, al llegar al coche me di cuenta de que había perdido las llaves. Hace cuatro años hubiera entrado en shock, corriendo de un lado para otro, intentando buscar sin saber por dónde empezar, cabreándome con el mundo y maldiciendo mi mala suerte.

Ayer, cuando me percaté de lo sucedido, lo primero que pensé es que tal vez no llegaría a tiempo al curso que quería asistir de oyente. Empecé a reírme al pensar que es la única llave del coche que tengo y que sería como buscar una aguja en un pajar. En lugar de quejarme, mantuve la calma y traté de buscar una solución, no dando por perdida la llave sin haberlo intentado antes. Entonces me acordé de que en un lugar concreto me puse a dar vueltas como un trompo bailando de felicidad. Tal vez estén allí, me dije, por lo que fui directo al lugar y a lo lejos divisé algo brillante sobre la arena. Podrían ser las llaves, confié, así que fui corriendo hasta acercarme lo suficiente y confirmar que efectivamente eran las llaves que ya casi estaban totalmente enterradas bajo la arena. Las cogí y salté de júbilo porque para mí fue mágico lo que sucedió. En lugar de atacarme me tranquilicé y la solución llegó un minuto después.


Tal vez fue suerte, tal vez mi nueva forma de tomarme las cosas, una llave que abre el candado de la libertad.

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