lunes, 11 de abril de 2016

Un, dos, tres, cuatro...

Y el fin de semana acabó con el mejor ritmo posible. Un, dos, tres…cinco, seis, siete…un, dos, tres...cinco, seis, siete. Giro a la derecha, giro a la izquierda. Así fue la salsa, uniéndote con tu pareja y disfrutando en la pista de baile. El chico domina y la chica se deja llevar, el chico representa la vida y la chica suelta el control y decide aceptar ir por donde la vida la quiera llevar. Así es como se consigue un baile armónico y equilibrado…

Y después apareció el número cuatro en escena, porque el ritmo de la bachata era un tanto diferente. Un, dos, tres, cuatroun, dos, tres, cuatro. Giro a la derecha, giro a la izquierda, pasos adelante, pasos atrás. En mi cabeza no había pensamientos, sólo números siguiendo la cuenta :-)



¡Quién me manda apuntarme al curso! Eso es lo que me dije horas antes de entrar, pero esas tres horas que a priori parecían interminables se me fueron en un abrir y cerrar de ojos. Solté la vergüenza y empecé a mover las caderas. Mucha empatía y mucha confianza. Viendo a la gente bailar me dio la sensación de que justo estaba donde tenía que estar. Gracias…

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