Fue necesario, dar un golpe sobre la mesa y marcar límites, reclamando el valor que merezco. Si yo no sé el valor que tengo, difícilmente lo puedo trasladar a los demás, pero si lo tengo claro lo puedo comunicar con asertividad. Y aunque el mundo entero caiga desplomado en el suelo, si la acción que emprendo me aporta paz y no me comprime el pecho, que se caiga el mundo entero, pero eso es lo que seguiré haciendo, actuando con coherencia. Al menos lo intento...
Y después del golpe certero, todo irá fluyendo...
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