Ayer me recordaron la cara que puse la primera vez que escuché a alguien decir que este mundo no era real. La boca casi me llega al suelo y los ojos se me abrieron de par en par, mirando atentamente a aquel que lo estaba contando. Risa de incredulidad, pero una parte de mí quería saber más, quería mirar más allá...
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