Esa expresión canaria que utilizamos cuando tenemos el cuerpo molido o
con alguna parte dolorida: estar “esrengao”. Pues así es como me siento
después de haber hecho ayer la carrera “Famara Total”, con agujetas y alguna
que otra ampolla en la planta de los pies, pero no solo me siento “esrengao”,
sino que también me siento motivado, entusiasmado y lleno de vida por haber
superado un límite que jamás me imaginé alcanzar.
Ayer coroné ese macizo que tantas otras veces me ha cobijado, ayer subí
con constancia y bajé con precaución para no quedarme por el camino y llegar
hasta el final, aunque he de reconocer que el último kilómetro se me hizo un
pelín largo, pero la recompensa era llegar a la meta y estar tus amigos
esperándote…
Y ayer, antes de la salida, recordé un maravilloso mantra que compartí
con mi compañero de fatigas: «Confío plenamente en mi fortaleza. Quiero,
puedo y lo hago». Pues sí, queríamos, podíamos y lo hicimos, disfrutando
del camino…
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