Por un instante, pensé que me querían poner un bozal para que no pudiera
hablar. Por un momento, pensé que me querían atrapar para encerrarme en una
jaula y no poder volar. Y ante la mínima posibilidad de sentirme apresado salto
como un potro desbocado. Ante el peligro de verme privado de libertad, una
revolución interna empieza a obrar para transformar esa realidad, una realidad
imaginada y no real. Nada es real. Mi voluntad es expresar lo que quiero
expresar y no maquillar por miedo a no encajar, por el rechazo que pueda
suscitar. Abrir mi corazón y compartir humildemente la experiencia que me hizo
renacer en este mundo ilusorio que, tal vez, se podría deshacer con un simple
soplo…
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