La verdad es
que esta semana mi coherencia ha estado a prueba de bombas, pero me siento muy
satisfecho con las decisiones tomadas. Más que satisfecho, lo que siento es
paz. He decidido ser coherente y ello también conlleva estar rodeado de gente
que sea coherente. Cuando dices una cosa y luego terminas haciendo otra bien
distinta, no eres coherente sino más bien todo lo contrario, y ver actos
incoherentes en las personas que están a mi alrededor, no son sino espejos que
reflejan mi propia incoherencia. Por eso decido apartarme y no participar en ciertos temas.
Ayer, qué
casualidad, tras recibir un masaje relajante que me había auto-regalado, se
equivocaron de apellido (o no) y me llamaron “Señor Decide”. Me vino
como anillo al dedo por todo lo acontecido a lo largo de la semana. Decido
ser coherente, que no es otra cosa que lo que piense, diga y haga vaya en la
misma dirección. Me encanta la sensación de ser coherente...
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