lunes, 21 de noviembre de 2016

Así fue...

El libro pasó a un segundo plano, pues lo vital era transmitir el mensaje de ver la enfermedad como una oportunidad, darle la vuelta a la adversidad. Y parece que caló, pues muchos salieron del teatro con esperanzas renovadas y ganas de abrir el regalo.



Y cumplí el sueño de celebrar mi sanación en el teatro rodeado de toda la gente que quiso estar a mi lado. Aquí no importa quién es el mensajero, de hecho fuimos varios los que aunamos nuestras energías para reforzar lo que queríamos transmitir. Un encuentro de almas, como diría mi emocionada amiga Jezabel.



Emoción, puros sentimientos que tuvieron lugar en tan corto espacio de tiempo. Llanto, risa, risa y llanto. Todos entremezclados y en la medida perfecta para equilibrar la receta. No puedo sentirme más afortunado por tenerlos a mi lado...





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