El
pasado viernes tuve un día bastante ajetreado. No es para menos,
preparar la presentación del libro es lo que tiene, pero la verdad
es que últimamente mi vida es mucho más sencilla y no estoy
acostumbrado a hacer un montón de cosas a la vez. ¿Qué es lo que
he hecho? Delegar, soltar el control de todo lo que no domino y
confiar, porque confío en el gran equipo que me acompaña. Mi
función será otra. Y por si fuera poco, de repente se presenta un
gran espejo ante mí que me demuestra que es posible estar en paz en
días como ese. ─Últimamente
mis días son siempre así, simplemente me dejo fluir─,
fue más o menos lo que me comentó. Entonces la enseñanza está en
que no debo huir de días con tanto trajín, sino adquirir la
capacidad de gestionarlos desde la paz. Y
siento que lo estoy logrando, delegando y confiando.
─Tienes
muchos apoyos, el libro está donde está por los apoyos que tienes.
La gente te quiere mucho─,
me dijo una compañera. Sí, una gran verdad. Y
mientras sigo delegando y confiando, no me olvido de tener tiempo
para seguir disfrutando...
Eso, tú brinca que ya hacemos porque todo salga a pedir de boca jajajjajaj. Un tequiero grandote. Hasta dentro de naita
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