Llegas al local, alguien te pregunta si eres Ibán y al contestarle que
sí, te colocan un micrófono y te piden que esperes en el pasillo hasta que te
llamen para la entrevista. Y mientras esperas, a través de las pantallas puedes
ver que el programa ya está en antena. «¡Saldrás en directo! ¡A ver lo que
dices!», me susurra un pensamiento. «Pues lo que me salga, supongo», me digo a
mí mismo.
Por fin llega mi turno y entro en el plató de televisión. Me dicen que
pase por detrás del sofá y me siente. Y cuando menos me lo espero, sin ni
siquiera saludar previamente a la presentadora, ya está la cámara enfocándome y
hablando conmigo en vivo y en directo. ¡Si esto no es improvisar, que
baje Dios y lo vea! Es lanzarte a cosas totalmente nuevas. Aunque una pequeña
parte de mí tiembla de emoción y miedos por lo desconocido, al resto le encanta
la experiencia de no controlar absolutamente nada. Simplemente disfrutar con lo
que venga…
Lo hiciste fabulosamente bien, doy fe
ResponderEliminarbesitos pepa