Ya
había comentado que después de la presentación me apetecía parar, para reflexionar sobre cuáles van a ser mis prioridades a partir de
ahora y cómo debo enfocar las acciones para conseguirlas. Pues bien,
esa parada no se ha hecho esperar, porque el domingo por la mañana
me despertó un ruido procedente de la cocina y al acercarme para ver
qué sucedía, me pegué un pedazo de resbalón al caminar descalzo
sobre un suelo inundado de agua. El termo se había estropeado...
A
pesar de ello, la risa no me abandonó, aunque ahora estoy con una
contractura en el cuello y con la certeza de que debo hacer reposo.
Si tenía alguna duda, ya se me disiparon todas con la caída.
¡A sus órdenes!
Aunque ya me podría haber avisado de otro modo, digo yo, jeje.
Y
sigo con el GPS bien atento. Ante las decisiones que debemos tomar,
si se te expande el corazón, estás tomando la decisión adecuada.
Si se te contrae el mismo, es que no estás siendo coherente. Al
final todo es un auténtico regalo, porque cancelas eventos para
seguir en reposo, ese mismo que te pide el cuerpo.
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