He aquí los tres niveles de la gratitud:
Agradecer las cosas que actualmente forman parte
de nuestra vida y complementan nuestro bienestar, por ejemplo: agradecer la
salud que tenemos, la casa que nos cobija o el coche que nos lleva a cualquier
lado. Agradecer que podemos caminar o que podemos ver y escuchar. Se trata de dar
las gracias por esas cosas que solemos pasar por alto, pero que son
importantísimas y las echaríamos de menos si no las tuviéramos (Gratitud 1.0).
Agradecer todo aquello que nos pasa, aunque
aparentemente sea malo, porque confiamos en que será para nuestro máximo
beneficio (Gratitud 2.0). ¡Cuánta
resistencia tenemos para agradecer algo que a priori no queremos! Pero con el
tiempo, quizás comprendamos que fue lo mejor que podía pasarnos…
Agradecer aquello que deseamos como si ya hubiera
pasado (Gratitud 3.0). Interesante,
muy interesante. Así que si tienes un sueño y estás emprendiendo las acciones
necesarias para conseguirlo, siente por unos minutos cómo te sentirías si ya lo
hubieras logrado. Y da las gracias, siente la gratitud infinita que te embarga…
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