Me cuesta decir no a realizar algo por primera vez. Sí, me
encanta probar nuevas experiencias y ayer tuvo lugar otra de ellas: el
parascending. Eso de lanzarse con un globo enganchado a una lancha motora nada
tuvo que ver con lo que yo me imaginaba…
De la adrenalina y júbilo inicial, pasamos a un silencio total…
Pues allá arriba el silencio fue brutal. Fue como experimentar la
sensación de estar en el mundo pero sin ser de este mundo. Con las manos
sueltas te podías balancear con las cuerdas, mientras disfrutabas de una vista
de pájaro maravillosa. Volando, volando y en silencio, porque nuestros gritos
iniciales se ahogaron. No había necesidad de chillar de alegría o por los nervios
de estar tan arriba, sólo sentía ganas de callar...
Allá arriba, las cosas se ven y sienten de manera muy diferente. Una
experiencia altamente recomendable…
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