El sábado hice mi cuarta travesía y volví a
disfrutarla. Aunque en los primeros metros el saboteador interno siempre trata
de decirme que no lo voy a conseguir, conforme avanza la prueba me voy
sintiendo con más fuerza y confianza, confiado en que puedo llegar a la meta.
Esta vez no me desorienté y me dio tiempo hasta de parar y posar para la prensa.
Incluso saludé a mi amigo el de la piragua. Ya te digo yo, que cada travesía
tiene un sello particular…
Pero hoy, además, quiero compartir el buen rato
que viví ayer en Famara. Fui a animar a mi motivador oficial, mi compañero de
natación, y también me encontré allí con Bárbara, todo un ejemplo de superación
y espíritu deportivo…
A pesar de las cervezas que me tomé, me sentía en un ambiente sano. Por momentos he estado agotado, pero después me
recargo de energía para seguir avanzando. Ya queda menos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario