Estaba tan entusiasmado por recorrer Isla de Lobos y descubrir nuevos
rincones por primera vez en mi vida, que no me importó andar con chanclas, pero
al rato me empezaron a molestar…
De repente me encontré en la otra punta de la isla
con heridas en los pies, así que tenía dos opciones: seguir con las cholas y
que las rozaduras se hicieran más profundas, o andar descalzo a pesar de las
piedras que adornaban el camino de tierra. Pero en seguida me dije que si he
sido capaz de caminar sobre cristales o brazas sin cortarme ni quemarme, esto
lo iba a conseguir seguro. Y así fue...
No hay nada
como recordar las experiencias pasadas para que cualquier cosa que a priori
vea imposible, la transforme en posible…
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