jueves, 1 de junio de 2017

Entre presentación y presentación

Si paseas por las calles de Zaragoza y descubres una frase que te enamora, qué menos que pararte para contemplarla: «A veces pretendo ser normal, pero me aburro y vuelvo a ser yo». O la conversación con el taxista de Madrid que me llevaba a la estación, contándome su historia de superación y afirmando que «no hay cosas imposibles sino hombres incapaces». También la frase de Salva, que decía que «quien salva una vida, salva al mundo entero», lo que en esencia quiere decir que todo acto que haces de forma desinteresada por el bienestar de una persona, con el fin de salvar su vida, no es pequeño ni insignificante, sino una obra infinita de humanidad tan valiosa como salvar al mundo. Esas frases me conectaban con el origen, recordándome mi propósito y alentándome a seguir…


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