De la A de Andalucía paso a la B de Badajoz y luego a la C de Cáceres, para después refrescarme en la D del Río Duero y seguir recorriendo la E de España hasta atravesar la frontera y llegar a la F de Francia. Paso a paso, eso es lo que me enseñaron. Y mientras disfruto de la cultura francesa, con paso firme atravieso el país y llego a la G de la ciudad belga de Gante. Pero como soy novelero no me detengo y voy hasta la siguiente letra, la H de la ciudad holandesa de Haarlem, muy cerca de Amsterdam. Paso a paso, sin prisas por llegar al final pero sin pausas, tal y como me enseñaron, sin pretender llegar a la J de Japón sin pasar primero por la I de Indonesia. Y así hasta llegar a la Z de Zambia, sin saltarme ninguna letra porque todas son necesarias. A priori decido yo qué lugares visitar, pero ¿realmente está en mis manos? La clave para que suceda la magia está en dejarme llevar y confiar. Confío en cada letra, cada pueblo, cada ciudad...y solo le pido a la vida más habilidades para aprender por el camino y disfrutar de lo que está por llegar...
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