martes, 21 de febrero de 2017

¡Un sin vergüenza en toda regla!

Me estoy divirtiendo, la verdad, sobre todo cuando me río por lo que estoy haciendo. Observar cómo era antes y cómo soy ahora me provoca ternura, compasión y una carcajada tremenda, toda esa mezcla, sobre todo porque puedo contarlo sin ninguna vergüenza. ¡Un sin vergüenza en toda regla! Y ahora me ha dado por sacar ese lado pícaro que llevo dentro, arrancar la risa al contar mi historia. Y mientras la cuento reconozco mi libertad y por tanto mi felicidad. Antes, los barrotes de acero y prejuicios bloqueaban al niño, pero el adulto en el que me he convertido está abandonando cada vez más la prisión en la que se encontraba fundiéndose poco a poco con el niño. Cada vez más juntos. ¿Todavía más? ¿Hasta dónde puede llegar? Ávido de nuevas experiencias…


No hay comentarios:

Publicar un comentario