martes, 7 de febrero de 2017

Hablar y callar

Allí, en la intimidad de la sala justo antes de comenzar, volví a sentir ese nervio y adrenalina que recorría mi cuerpo. Entonces me dije que el día que dejara de sentir ese cosquilleo es que la desmotivación se habría adueñado de mi vida, y una vida sin motivación sabe a comida de hospital. Pero siento, sigo sintiendo esa mariposa que revolotea por dentro, esa vida que me sana cada vez que salgo a hablar…


Y al día siguiente me cuesta hablar porque es como si me recogiera. El silencio se apodera. Curioso ese equilibrio entre hablar y callar, como las olas que desembocan en la orilla del mar para dar su último suspiro o el latido del corazón, que se expande y contrae. La vida es como un latido del corazón, un equilibrio perfecto…

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