¿Y qué digo ahora? Esa es la pregunta que me suelo hacer cinco minutos
antes de cada presentación. Y esta vez con más motivos, porque sentía que iba a
causar un gran impacto en la gente que me vino a escuchar, totalmente ajenos a
mi historia. Entonces supe llegar a los asistentes y provocar la risa y su
curiosidad, pues sorprendentemente no pararon de hacerme preguntas y todas ellas
tuvieron su respuesta. Por si no me había desnudado bastante, en La Palma
tuve una nueva oportunidad y cogí el toro por los cuernos con absoluta
libertad…
Y al final fue todo un éxito, porque sigo midiendo el éxito por el número
de personas a las que puedes ayudar contando únicamente tu experiencia. Es
realmente maravilloso recibir el cariño de la gente…
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