Hoy es el cumpleaños de uno de los personajes revelación del libro, mi
madre, y lo afirmo así porque es lo que me dice mucha gente tras acabar de
leerlo. «Saluda a tu madre» o «dale un beso a tu madre de mi parte» son algunas
de las frases que me dicen habitualmente mis amigos. – Pero si no la conoces -,
les contesto. – Da igual, dile que soy una gran admiradora suya -, me dijo ayer
una amiga. Y es que se han puesto en la piel de mi madre, esa mujer que vivió
la enfermedad desde el otro lado de la ventana y observó con recelo lo que
estaba haciendo. Y les hace mucha gracia, también puedo añadir. Hoy, puedo afirmar, tenemos una relación totalmente sana,
cómplice, libre, sobre todo libre, y eso es lo más hermoso que me puede pasar.
Y por eso le expreso mi gratitud y lo mucho que la quiero.
Y uno la celebración de hoy con una frase de esas que bien podría
enmarcar: «Algún día es una enfermedad que se llevará a la tumba tus sueños».
Mi madre ya está curada de espantos y sabe que mis sueños no los dejaré para
otro día. Ahora, cada vez que viajo para hacer una presentación, siempre
apostilla con un «a ver qué nueva locura vas a hacer». Pues mamá, haré aquellas
locuras que me motiven y entusiasmen y, si se presentan las oportunidades,
intentaré no aplazarlas para otro día…
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