Eso fue lo que hizo mi prima, no propiciar mi papel de víctima,
pues me trataba justo como necesitaba, normal, como si estuviera sano, que era
precisamente lo que me recomendaron, que me sintiera sano y capaz de todo a pesar de la enfermedad. Claro que ahora
a ella le llegan remordimientos porque dice que al leer el libro y enterarse de
la gravedad de mi diagnóstico, tal vez podría haberse ocupado mucho más de mí.
Sus palabras exactas fueron: «estaba tan segura que solo era una cosa más que
tenías que pasar, que no le di importancia real y por eso nunca te traté
diferente». Pero siempre le recalco que no, que su comportamiento hacia mí me
ayudó a no caer en el papel de víctima, ese que a veces adoptamos y que tan
flaco favor nos hace. Y así surgió la transformación…
Quien se aferra a su papel de víctima no puede transformarse...
Que sabias palabras!...transformarse es la mejor opción.
ResponderEliminarSaludos