Hace unos días exclamé en medio del pasillo: «¡Estoy emocionado!». -¿Por
qué?-, me preguntó una compañera de trabajo. -No sé, porque sí-, creo recordar
que le dije. Tal vez sea porque estoy motivado, porque estoy lleno de
inocencia…
Pero ayer me dieron más razones para seguir estando emocionado, porque
desde hace cuatro años creo en la llegada de Papá Noel, pero ¿quién provoca la
magia? Ahora sé que yo mismo puedo ser mi propio Papá Noel. Aquí, dentro
de mí, hay una luz que es capaz de conseguir todo lo que se proponga y por eso
estoy dispuesto a destapar el velo que a veces la oculta. Al fin y al cabo, el
verdadero significado de la navidad invita a eso, a recordar esa luz que
hay dentro de ti, la luz que alumbra el mundo, el nacimiento de tu niño interior.
No necesito recurrir a una figura externa ni depositar toda mi confianza en el
exterior, así que apuesto por recogerme y abrazar la llama interna…
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