Y no es que me haya casado ni muchísimo menos, sino porque a veces las
relaciones, del tipo que sean, sufren un vuelco inesperado. Pero en lugar de
lamentarme por ese cambio voy a centrarme en la oportunidad, que es como
siempre me gusta ver las cosas.
Además, el
cambio lo decido yo, porque ya no me resuena estar de la misma forma. No soy
tibio, y no se trata de elegir entre frío o caliente, sino entre ser o no ser,
y yo soy, soy libre y transparente, y si no me siento confiado para mostrarme
así, me retiro sin más. Pero agradeciendo, agradeciendo mucho todo lo
compartido. Cada vez que me pasan cosas como esta, siempre confío en que la
naturaleza está obrando lo mejor para mí. Todo pasa por algo…
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