viernes, 2 de diciembre de 2016

El rincón de Ibán

Así lo bautizaron ayer, el rincón de Ibán, y es que cuando voy solo, me acomodo en una de las esquinas del local y entre plato y plato voy sonriendo mientras los veo trabajar. Porque desprenden alegría, mucha alegría y espontaneidad. Son libres y nos hacen sentir libres. No sé, simplemente me encanta pasarme por allí y disfrutar. Un rinconcito de paz y tranquilidad. Y la comida, ese menú que siempre pido sin preguntar qué es lo que hay porque quiero llevarme la sorpresa y porque confío en que nunca se olvidarán del ingrediente principal: una gran cucharada de corazón, pura pasión por lo que hacen. Y me miman, me tienen consentido. Por eso y por más, cada vez que voy a The V Factor siento como si estuviera en mi propio hogar. Gracias por esta linda amistad…


Y esta noche solo quiero cerrar los ojos durante unos pocos segundos para desear que salga todo lo que tenga que salir y disfrutar. Sí, disfrutar una vez más.

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