Por momentos pensé que podría sentir nostalgia, imaginándome cosas que echaría
de menos, pero sobre la marcha me daba cuenta de que no tenía motivos para
sentir tal emoción porque nunca había tenido esas cosas, así que imposible que
las añorara. Menuda película me tenía montada, un guión ilusorio que nunca existió,
pero que el protagonista lo vivió tanto que se lo creyó. La ficción fue
superada por la realidad…
Y hablando de películas, ayer fui al cine a ver la última de Will Smith, Belleza oculta, y no pude sino
volver a decir gracias por haber descubierto la belleza colateral que se esconde
detrás de cada situación difícil y dolorosa. Todos estamos conectados…
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