Como dice la taza que tiene mi madre en casa, «tengo un nosequé y un
quéseyo que yoquesé». Me parece muy divertida la frase, una versión
extendida del célebre «no sé». Lo que sí sé es que cuando vamos a
contracorriente haciendo cosas que realmente no queremos hacer y nos olvidamos
de nosotros mismos, el cuerpo se nos agota…
Como diría San Agustín: «Ama y haz lo que quieras».
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