viernes, 11 de marzo de 2016

Un imán de...

Gracias a la conversación de ayer soy consciente de las cosas que aún no he soltado y que sería interesante que soltara, pero no trato de que todos hagan lo mismo aunque, si me piden ayuda, les digo aquello que sería interesante que soltaran para su máximo bienestar. Eso es lo que hice ayer y me reafirmo en que con la meditación estoy descubriendo otra forma de ver las cosas. A la pregunta de si tengo pensamientos mi respuesta es sí, todos tenemos pensamientos y meditar no es quedarte con la mente en blanco. A la pregunta de si entro en conflicto mi respuesta vuelve a ser sí, pero cada vez menos y, cuando lo hago, me siento hasta raro e intento volver al otro camino que ya he experimentado, estar en paz. Además, observo detenidamente esos conflictos para quedarme con la enseñanza que hay detrás porque todo pasa por algo. Si me preguntan si prefiero el silencio a quejarme, otra vez la respuesta es sí, pero no pretendo que la gente deje de quejarse, cada cual que haga lo que quiera, yo prefiero estar en silencio. Elijo el agradecimiento y me alejo de la crítica, eso es lo que siempre intento, sin esforzarme en que lo comprendan pero sí agradeciendo que lo respeten. Una persona que se queje se convierte en un imán de desgracias. Una persona que agradezca se convierte en un imán de bendiciones. Prefiero cambiar las quejas por soluciones y a mí la meditación me ha ayudado a cambiar las quejas por soluciones, pero como todo en la vida se requiere de constancia y disciplina y no buscar los resultados en un sólo día. Si no buscas, tal vez encuentres. Gracias por la conversación de ayer y, aunque no siempre me podrás ver, siempre estaré ahí...


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