martes, 1 de marzo de 2016

Salir del nido

Cuando siente que ya están preparados para volar, la mamá águila empieza a quitar las plumas del nido y a lanzarlas al abismo hasta que se convierta en una morada de espinas. Está obrando su plan, que no es otro que hacer del nido un lugar incómodo y doloroso para que sus polluelos se vean obligados a salir a tomar sus primeras lecciones de vuelo. Invitará a sus hijos a subir a su espalda y emprenderá el vuelo con ellos, pero a las primeras de cambio hará giros repentinos que provocará la caída de los mismos aunque, antes de que lleguen al suelo y los aguiluchos crean que ya está todo perdido, volverán a sentir la espalda de su mamá que se colocará bajo sus patas y los salvará del impacto mortal. Así una y otra vez hasta que el aguilucho se dé cuenta de que tiene unas extensas alas con las que volar…



Salieron del nido. Ni los hijos tendrán que venir a visitarla, ni siquiera por Navidad, ni la madre sufrirá porque sus hijos estén emprendiendo su camino. Hizo su función y ya no hay obligación de más…

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