Hoy en Ghorepani, a más de 2800 metros de altura, ya queda menos para la cima...
Y durante el camino conversaciones que llenan, palabras que nos hacen reflexionar sobre nuestras vidas, porque el viaje no es el destino en sí sino lo que pasa durante el camino... A veces, en vez de seres humanos parecemos hacedores humanos, pues no paramos de llenar nuestro tiempo libre haciendo cosas en lugar de sintiendo, aquí y ahora...
Somos aire que entra y aire que sale, no hay más...
Hoy estamos de senderismo y para disfrutarlo hay que estar en buena forma física, si no sería una auténtica agonía, pues nos esperan dos días de subida hasta llegar a Poon Hill... Y esto me está recordando a Galicia y su Camino de Santiago, que cuando los caminantes se encuentran se saludan diciendo "buen camino". Aquí, en Nepal, se utiliza el Namasté, que quiere decir algo así como "mi alma saluda a la tuya", un saludo con un profundo significado espiritual de respeto y reconocimiento de la divinidad en la otra persona...
Los primeros "Namasté" me salían con una sonrisa, los últimos ya con la lengua un poco fuera, jajaja, pero hemos conseguido llegar a Ulleri, a unos 2000 metros de altura...
Ahora toca descansar y practicar el arte de no hacer nada mientras nuestros ojos divisan el Annapurna Sur, montaña del Himalaya de más de 7000 metros de altura...
Acabó mi aventura en solitario, pues durante unos cuantos días estaré acompañado de mi gran amiga Lucía. Ayer fue nuestro reencuentro y hoy nos espera un largo trayecto en guagua en dirección a Pokhara, rumbo al Himalaya... Y aquí estamos hablando de todo un poco, dos libros abiertos, poniéndonos al día y estallándonos de la risa al preguntarnos cómo carajos dos conejeros de una isla tan diminuta hemos acabado aquí... La respuesta la sabemos, porque así lo hemos elegido, la vida nos va a regalar este viaje, como siempre me repetía Lucía, porque ni los sueños son imposibles ni los soñadores pequeños...
Primera vez que me pasa. Ayer, antes de embarcar, me llamaron por megafonía porque tenian que revisar mi equipaje facturado ya que habían detectado algo sospechoso y me sorprendió muchísimo porque me fui con lo mismo que vine, salvo algún que otro souvenir... Mientras caminaba por el pasillo acompañado del personal de la aerolínea la mente se me disparó: ¿será que algo de lo que compré es ilegal?, ¿y si me metieron droga en la maleta?, ¿cómo hago yo para demostrar mi inocencia? En cuestión de segundos me estaba imaginando un futuro devastador y pasando penurias en una cárcel india... ¡Qué importante es respirar y mantener la calma en esos momentos, observando el canturreo de la mente, que no para de elucubrar, pero siendo inmune a sus desvaríos! Al final se trataba de una linterna, así que corriendo otra vez para la puerta de embarque...
Y cuando llegué a Nepal sentí una energía muy distinta, aquí la gente no toca la pita salvo cuando es estrictamente necesario, jajaja...
Hoy disfruté de la mañana descubriendo la ciudad de Katmandú como más me gusta, a pie... Y de repente escuché a un invidente recitar uno de mis mantras budistas tibetanos favoritos: Om Mani Padme Hum, que se utiliza para la meditación, sanación y purificación del karma...
Ayer visité el Gurudwara Bangla Sahib, que es el principal templo sij de Delhi, conocido por su cúpula dorada y por ser un lugar de culto, meditación y servicio. El sijismo es una de las cuatro religiones originarias de La India, son vegetarianos porque creen en la libertad y respeto a la vida de todos los seres vivos y reconocen que Dios es Uno, una unidad eterna y omnipresente...
A mí, particularmente, me pareció un oasis en medio del caos, aislado del sonido de los cláxones, aunque me encantó la interpretación tan optimista de mi amigo Tofik, que las pitas de los coches son la música de La India...
Y ya me estoy despidiendo de este país en el que a veces me preguntaba dónde estaban los turistas, porque casi no me cruzaba con nadie, tal vez porque también he visitado rincones no tan turísticos que me han mostrado otra realidad de lo que sucede aquí, difícil de creer si no lo ves... Aprendizaje, eso es lo que me llevo...
Y ya, me despido por hoy, pero el viaje no termina aquí...
No las tenía todas conmigo, ellos decían que sí, incluso se sabían mi nombre al chequearlo en el sistema, pero allí no había ni cartel ni nada, no obstante me subí en esa guagua con cama rumbo a Delhi. Cómoda, pero más de cinco horas sin baño, menos mal que pararon cuando mi vejiga estuvo a punto de reventar...
Y Jaipur amaneció lluvioso, tal vez porque no le gustan las despedidas y me echará de menos... Al fin y al cabo India no ha sido un amor a primera vista, pero poco a poco nos hemos ido conquistando... Siempre agradeceré a este país haberme recordado la importancia de agarrar bien el timón y enfocarme en la dirección que me lleve a estar en paz...
Nada más llegar a la estación cogí el primer tuk tuk que me ofrecieron para que me llevara al Taj Castle A Boutique Homestay, una pequeña pensión familiar cuya madre es la cocinera. El pollo de la Paqui, así la voy a recordar, estuvo delicioso, pues hasta la salsa me la comí con cuchara...
Y al día siguiente cogí el mismo tuk tuk para que me paseara por la ciudad de Agra. Paco, así lo voy a llamar, se convirtió en mi amigo durante toda la mañana, pues intentaba protegerme de los timos y yo agradecí que me cuidara...
¿Y qué decir del Taj Mahal, una de las maravillas del mundo? Simboliza el amor eterno, pues fue construido por el emperador Shah Jahan en memoria de su esposa favorita, Mumtaz Mahal, quien murió al dar a luz... Qué bonito sentir un amor así...
Otra cosa que me gustó mucho fue el Fuerte de Agra, espectacular...
Y para finalizar esta entrada voy a retomar el tema de la comida... En un restaurante, al pedir la cuenta, me ofrecieron algo típico de aquí, azúcar y anís, que te refresca la boca...
Qué bueno son los sueños reparadores, el cuerpo como nuevo, dispuesto a descubrir la ciudad como más me gusta, andando... Cada vez que me ofrecían un tuk tuk, no no, thank you, una sonrisa y seguía caminando, la mejor forma de que no te insistan...
Está Nueva Delhi, pero hoy sobre todo paseé por la Vieja Delhi, dos caras distintas de una misma ciudad...
Algo que he aprendido es que si dudas al cruzar estás muerto, aquí pa' lante, con determinación, que el golpe avisa, jajaja...
¿Y por qué escupen tanto los indios? Es la pregunta que me hice al verlos en acción cada dos por tres, así que quise indagar... Al parecer es por el consumo de betel, la conocida droga de los dientes rojos, que produce un aumento de saliva y por eso escupen sin parar, aunque el gobierno está intentando erradicar esa costumbre e incluso multan a quienes lo hagan, pero por el momento no está resultando muy efectiva...
Esto es como el juego de la oca, que vas saltando de casilla en casilla, pero con aviones... De vuelo a vuelo y cojo otro vuelo, así hasta llegar a tu destino, pero yo me las arreglo para hacer paradas estratégicas y recibir abrazos -y bocadillos- que llenan mi alma -y mi barriga-.
Noto el cansancio, pero es parte de la aventura... Y leí esta frase: "Tengo todo cuanto quiero, porque lo más hermoso del mundo es gratuito".
Mi madre se despidió así: "Cuando vuelvas, respiraré tranquila", como si me fuera a la guerra, jajaja... Y después me quedé reflexionando sobre algo que he escuchado alguna que otra vez: "Para morir solo hay que estar vivos"... Yo estoy vivo, así que tengo papeletas para morir, pero mientras llegue ese momento quiero hacer honor a la vida disfrutando de cada momento...
Me voy a La India, un viaje que surgió sin querer, pero queriendo, y con una idea inicial que se transformó en otra distinta, pero igualmente emocionante... ¿Nervios?, sí, ¿miedos?, también, ¿entusiasmo?, ¡muchooooo!... Un viaje que siento que me va a revolucionar por dentro...
Ver el vaso medio lleno, no que está medio vacío; ser conscientes de que nos podemos levantar, no de que nos caímos; poner el foco en nuestra fortaleza, no en lo débiles y vulnerables que también podemos llegar a ser; aferrarnos a la luz en vez de abandonarnos en la oscuridad; motivarnos porque aún queda camino por recorrer en lugar de desesperarnos por eso mismo, porque aún queda camino por recorrer; enorgullecernos por lo conseguido y no quejarnos por lo que aún no hemos alcanzado ni exigirnos más… En definitiva, cuestión de actitud…
Recuerdo que tenía siete años cuando me subí a un avión por primera vez y seguramente iba sentado a la izquierda, en la ventanilla A, porque a través de ella pude divisar una gran montaña que me impresionó, aunque con esa edad ni siquiera sabía que se trataba del pico Teide... Íbamos a La Palma y de repente el avión empezó a bajar ligeramente, pero en lugar de darme miedo a mí me produjo un cosquilleo incontenible en la barriga que me hizo reír sin parar... Quizás esa fue la primera vez que me enamoré y así fue como comenzó mi idilio con los aviones, pues desde niño no paraba de jugar a hacerlos aterrizar y despegar, simulando que pilotaba uno de ellos… Cuántos aviones he cogido desde entonces, pero sigo recordando la primera vez como si hubiese sido ayer...
Por el camino me perdí, el transcurrir de los años y las circunstancias hicieron que el adulto en el que me convertí se olvidara de la inocencia de ese niño atrevido y aventurero, pero ahora que lo he vuelto a conquistar me aferro fuertemente a él abrazándolo con toda la vida que me acompaña… Juntos, de la mano, hacia una nueva aventura que está por comenzar, con miedos y a la vez con entusiasmo...
Hay veces que nos desesperamos por querer que las cosas sucedan ya... Cuando eso me pasa, me paro a visualizar que ya lo he conseguido y agradezco que ya lo he conseguido, pero dejo de estar pendiente del tiempo, no le pongo un plazo de tiempo que lo único que hace es frustrarme si no lo consigo en el tiempo que me exijo ... Agradezco sin más y todo llegará a su debido tiempo...
Y me sentí como pez en el agua, además de que llovió, aunque esto no fue de nadar sino correr, mi hábitat natural, ¡cuánto agradecí con cada zancada que daba!
He vuelto, nuevo reto motivacional y además con un tinte solidario, así que hacer cada carrera será más emocionante que nunca... Haciendo cosas que multiplican mis ganas de seguir viviendo cada día...
Y cuando seamos capaces de desdramatizar el drama ahí es, hemos llegado, ya tenemos gran parte del camino realizado...
Muchas veces sufrimos más por lo que imaginamos que por lo que sucede en realidad...
Mi amiga le dijo a su amiga vale, yo le dije a mi amiga vale y así acabé participando en una travesía de 4000 metros sin haber nadado desde abril... Fui el último en llegar, pero qué regusto tan dulce se me queda en el cuerpo al haber llegado a la meta ya que hubo momentos en los que pensé en retirarme, tragar agua salada tiene sus consecuencias, jeje, y aunque para mí hay momentos en que rendirse sí puede ser una opción válida, no hay que forzar la maquinaria, también es importante observar la mente y no rendirse a las primeras de cambio, para que no te quedes con la sensación de no haberlo intentado...
Por cierto, llegar el último es una experiencia nueva y a mí me encanta vivir cosas nuevas por primera vez, así que qué más puedo pedir...
Y hoy, que es viernes, te recuerdo que te diviertas, que no te tomes tan en serio...
Y leí lo siguiente: El verdadero intelectual es aquel que comprende que el intelecto debe sacrificarse para llegar más lejos. El mismo intelecto entiende que necesita suicidarse para hallar otro modo más elevado de conocimiento. Hasta que el saber ordinario no cesa y nos vaciamos de él, no podemos aspirar al saber intuitivo y liberador...
Una verdad como un templo, que las personas no mueren mientras sigan vivas en tu corazón y eso es lo que me pasa a mí con Ángela, cuyos recuerdos siguen intactos… Querida amiga, esto lo escribo en el día de tu cumpleaños como homenaje a nuestra amistad, imborrable a pesar de que ya no estás aquí, inquebrantable a pesar de que tu muerte nos separó… Juntos, seguimos juntos, tú allá y yo aquí, invisibles a la vista, pero tocándonos con el corazón… Y siempre sonrío al recordarte… Y no veas lo que sigo hablando de ti, lo orgulloso que estoy de ti y lo muy agradecido que estoy contigo por todo lo que me aportaste… Y sí, sé que me sigues cuidando, desde un rincón mágico nos estás vigilando…
Y me gusta recordarte así, volando, como aquel día en que la risa y los miedos se entrelazaron en una de nuestras tantas locuras, imposible contener la risa al recordarlo... Feliz vida, amiga mía, tus ojos azul cielo seguramente hayan conquistado ya el infinito Universo...
Y así termino septiembre, hablando de retos; que estos sirvan para ayudarte a descubrir quién eres y seguir caminando, no para quedarte estancado y muerto de miedo...
Me acabo de fijar en una chica comiéndose un pedazo de bocata, abrió la mandíbula de par en par y me quedé totalmente asombrado al ver que el diámetro era más que suficiente para que le cupiera todo en la boca...
Y rápidamente pensé: Así es como hay que comerse la vida, a bocados, con muchas ganas y entusiasmo...
Y hoy se cumple otro aniversario, quizás el más importante de mi vida, fue entrar por la puerta y empezar a cambiar la percepción de mi realidad, dejar de ver un infierno para agarrarme a la oportunidad del cambio y sacar una mejor versión, transformar la oscuridad en luz y vivir como nunca antes lo había sentido… Y trece años después me sigue emocionando el afirmar, con cada célula de mi cuerpo, que la enfermedad me vino a sanar…
Todo un adolescente, ¡13 años ya! Quién me iba a decir a mí, cuando estrené el blog, que hoy seguiría vivo para contarlo… Y sigo agradeciendo infinitamente la vida que conecta cada célula de mi cuerpo; juntas, en armonía, enfocadas en vivir cada día sin perder la esperanza de que siempre habrá un mejor mañana...
La resaca de un debate político me ha llevado a reflexionar: ¿Cómo definiría la inteligencia artificial la política desde un punto de vista espiritual? Pues allá que fui a preguntarle y esta fue su respuesta: "La política, desde una perspectiva espiritual, puede entenderse como una manifestación del amor donde el bien común es el objetivo principal. Implica fomentar el respeto hacia los demás, ya que es el punto de partida para una verdadera comunión política. Esto significa erradicar la dominación, que se basa en la desigualdad y la fuerza, y en su lugar promover la unidad, el amor y la libertad...".
Y ahora lanzo otra pregunta: ¿Se está ejerciendo actualmente la política desde la espiritualidad? Mientras, me mantengo en la observación, cuánto se aprende observando la reacción de los unos y los otros en un ambiente caldeado y no precisamente por la ola de calor, sino por la pasión con la que cada uno defiende sus ideas, que están fundamentadas en sus creencias... Y unos consejos siempre vienen a rescatarme para mantener mi cordura a flote: no luchar por querer tener la razón y que antes de juzgar, debo asegurarme de confirmar las infinitas posibilidades...
Ah, también que no hay nada más ignorante que opinar sin saber, el no sé puede ser un gran mantra...
Y gritaaaaaaa, que la vida es bonita, bonita, bonita, bonitaaaa... Así sonaba el estribillo de una de las canciones de Rosana Arbelo y razón no le falta, la vida es bonita, pero también corta y no nos damos cuenta de ello, o sí, pero quizás cuando ya es demasiado tarde para poner remedio... Golpes de realidad que te hacen sentir que la vida es efímera, pero que sigue siendo muy bonita...
Hablando de infidelidades, me llegó este escrito y me resonó: "En realidad, la fidelidad, la lealtad y la honestidad, no nacen del amor que sientes por el otro, sino del amor que te tienes a ti, es disciplina del alma, es respeto a tu palabra, es congruencia con tus valores, es inteligencia emocional en acción, la fidelidad y la lealtad no son una prueba de amor, sino una prueba de integridad personal".
Pues eso, sé fiel y no mires con quién...
Pensamos que es ver para creer, pero en el fondo es creer para ver, porque aquello en lo que creemos es lo que definitivamente vemos, nuestras creencias condicionan lo que vemos…
¿Y cómo parar esta rueda? Haciendo una revisión de aquello que creemos y que condicionan nuestra existencia…
Y me quedé reflexionando sobre lo siguiente: "El ego quiere ser nuestro capitán, pero solo debería ser un marinero"...
Ya lo dijo Nelson Mandela: "La mayor gloria no es nunca caer, sino siempre levantarse".
Y la satisfacción que da eso, levantarnos después de caernos, que la fuerza siempre nos acompañe para poder hacerlo...
Y me quedé con una frase de mi serie de cabecera: “Le pedimos a la ciencia que nos proteja de la certeza más obvia de la vida, sus muchas sorpresas”. Los humanos siempre han querido certidumbre, seguridad, pero eso es algo que no podemos garantizar… No obstante, las sorpresas no siempre son malas, las hay que te hacen feliz y contribuyen a que la vida sea bella, pero es verdad que hay otro tipo de sorpresas que pueden hundir nuestro mundo... En esos casos, debemos confiar en nuestra fortaleza interna para salir adelante. Sí, nunca debemos perder la esperanza…
Y me quedé con la cara de sorpresa de la enfermera... ¿A que no habías visto nada igual?, le pregunté al verla tan asombrada por la relación que tenemos mi médico y yo... Él me sigue cuidando y yo también, a mi manera, consintiéndolo con lo que me pida para devolverle lo que tanto hizo... Si hace falta llevarles un bocadillo, allá que voy a prepararlos con el mayor de los entusiasmos...
Pero antes de entrar, en la sala, los nervios asoman por la ventana y trato de respirar pausadamente para que no me agarre la congoja... Memorias de una experiencia intensa la vivida hace ya muchos años... Sueltas el miedo para que entre la confianza...
Todo sigue bien, aferrado a la vida cual koala a un árbol de eucalipto...
Y en determinadas circunstancias siempre me gusta recordarme lo siguiente: Universo, aleja todo lo falso de mí y conéctame con aquello que me ayude a recordar mi verdadera naturaleza...
Y cuando nos llegan momentos de ansiedad y automachaque, pregúntate una cosa: ¿Cómo actuaría, cómo pensaría y qué te diría el amor en este momento?
La importancia de verlo todo desde los ojos del amor y no desde el miedo...
¿Te imaginas a los árboles quejándose? No, ellos no se quejan, ni los animales, ni el viento, ni el sol, ni las montañas, aunque tuvieran razones no se quejan, no hay nada en la naturaleza que se esté quejando ahora mismo salvo nosotros, las personitas que habitamos el planeta... ¿Por qué nos quejamos tanto?
Si no fuera gratis, tal vez lo pensaríamos dos veces antes de quejarnos...
A veces me miro en el espejo y suelto un "¡ños, estoy envejeciendo!", pero después me digo que "tengo la suerte de seguir viviendo". Fotos que veo de años atrás y aparentemente soy el mismo, aunque con surcos en la cara que se van notando... En cambio, hay algo que no cambia, eso que está muy adentro, la energía de mi niño interior aferrado al entusiasmo... Eso, entusiasmo, es lo que quiero seguir conservando. Mientras, que sigan pasando los años, sinónimo de que sigo viviendo...
