Igual es exagerado decir crisis existencial, pero sí que tuve un momento de resistencia y ya sabemos que aquello a lo que te resistes, persiste... Dicho y hecho, después de un largo viaje en tren con tiempo para meditar, nada más llegar a Jaipur me volvieron a atosigar con tuk tuks, excursiones y de todo lo habido y por haber... Si tengo una cosa clara es que los indios me ganan a intensidad, jajaja, y comprendiendo que lo hacen desde la necesidad y como modo de subsistencia, también comprendí que si entraba en ese juego y no ponía límites claros, no iba a ser fiel a lo que yo deseo, que básicamente es estar a mi bola y pedir ayuda solo cuando la necesito...
¿Y qué encontré en el hotel después de despedirme de los del tuk tuk diciéndoles que me iba al día siguiente (mentira piadosa, aquí me quedaré 3 noches)? La porcelana del lavabo decía la palabra VIDA, tener vida y salud para mí es sinónimo de coherencia y, por tanto, era una invitación a ser coherente... El hotel genial, el mejor en el que he estado, con un restaurante vegetariano en el que poder desayunar, almorzar y cenar, vamos, que si hubiese querido me hubiera quedado la mar de confortable en mi suite nada cara, pero espectacular; no obstante, sentí que encerrarme no era la solución, sino un parche...
Coherencia, Ibán, eso es lo que siempre te salva, así que aunque la mente me dijo que cómo iba a dejar de hacer esto y aquello y perder la oportunidad de ver las "cosas bonitas" (básicamente turísticas), hice lo que verdaderamente sentía... Y sí, después de un sueño reparador al final decidí salir, pero a mi modo, mero espectador de un escenario y observador de todo lo que acontece... Y descubrí, principalmente, que la causa original de mi resistencia es no saber poner límites por miedo al rechazo. Creía que sí los estaba poniendo, pero no, debía ser más claro y contundente aunque sin hacerlo de malos modos, buscando el equilibrio...
Bendita India que me estás incomodando e invitándome a mirar hacia adentro...
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