Presa del cansancio, la mente me dijo de todo: "¿Estás seguro de ir, con lo a gusto que estás en casa?, ¿y dónde vas a ir tú solo?, ¡qué necesidad!". Y me sentí vulnerable, cuando tus fuerzas flaquean el francotirador de la mente trata de lograr, a toda costa, tu retirada, pero cuando el avión se puso en movimiento le contesté que no hay marcha atrás, ya no podía bajar...
Y cuando llegué a Nueva Delhi y di mi primer paseo de reconocimiento, me encontré nada más y nada menos que con un cementerio... ¿La reflexión que me vino? Vive al máximo antes de que tú también estés en una tumba...
Y ahora a descansar, mi cuerpo lo necesita, pero no en una tumba sino en una camita...

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