Primera vez que me pasa. Ayer, antes de embarcar, me llamaron por megafonía porque tenian que revisar mi equipaje facturado ya que habían detectado algo sospechoso y me sorprendió muchísimo porque me fui con lo mismo que vine, salvo algún que otro souvenir... Mientras caminaba por el pasillo acompañado del personal de la aerolínea la mente se me disparó: ¿será que algo de lo que compré es ilegal?, ¿y si me metieron droga en la maleta?, ¿cómo hago yo para demostrar mi inocencia? En cuestión de segundos me estaba imaginando un futuro devastador y pasando penurias en una cárcel india... ¡Qué importante es respirar y mantener la calma en esos momentos, observando el canturreo de la mente, que no para de elucubrar, pero siendo inmune a sus desvaríos! Al final se trataba de una linterna, así que corriendo otra vez para la puerta de embarque...
Y cuando llegué a Nepal sentí una energía muy distinta, aquí la gente no toca la pita salvo cuando es estrictamente necesario, jajaja...
Hoy disfruté de la mañana descubriendo la ciudad de Katmandú como más me gusta, a pie... Y de repente escuché a un invidente recitar uno de mis mantras budistas tibetanos favoritos: Om Mani Padme Hum, que se utiliza para la meditación, sanación y purificación del karma...



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