martes, 16 de febrero de 2016

¿Subo un tono?

¿Le gustará lo que canto? ¿Subo un tono o sigo en la misma nota? ¿Y por qué ese pájaro tiene plumas amarillas y yo unas más sosas? Seguro que tiene más éxito que yo…


Nada, ninguna de estas preguntas se las plantea el pájaro. Para preguntas y suposiciones disparatadas ya estamos nosotros, que somos esclavos del sufrimiento y conflicto si no sabemos dominar la mente humana. Él simplemente está. Vuela, canta, come y caga sin importarle el qué dirán, sin cuestionarse si lo está haciendo bien o mal, sin compararse con nadie. No sabe nada, ni siquiera sabe que nosotros lo identificamos como un pájaro. Simplemente es, libre y natural…

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